Noel Sanvicente y la obligación de ser absolutista para cumplir el sueño (Opinión)
Es poco lo que no se ha comentado sobre Noel Sanvicente. Repasar su trayectoria nos obliga a detenernos para admirar su largo palmares, la materialización metálica de muchos éxitos que lo encumbran como el director técnico venezolano más ganador de la historia del fútbol nacional, y una persona que desde finales del 2007 ha estado llamada a dirigir las riendas de una selección, que la mañana de ayer le concedió la responsabilidad de conducirla en medio de un presente lleno de claroscuros, un futuro incierto, y la temible sombra de la transición, que lo obligará a tomar delicadas decisiones que despertara opiniones a favor y en contra.
El nuevo seleccionador nacional no es una persona de florituras o glamour, su fuerte personalidad ha caracterizado su carrera hasta el punto de ser considerado este aspecto como el más resaltante, de un técnico cuyos conocimientos tácticos resultan sólidos e indiscutibles. Más allá del injusto reduccionismo, no es menos cierto que “Chita” tenga en el marco motivacional una increíble capacidad que no se ha visto en ningún otro entrenador que se haya sentado en el banquillo de cualquier club de Venezuela.
El arte de motivar y reforzar la autoestima no solamente gira en torno a la palabra correcta o la fragilidad emocional del receptor del mensaje. Su efectividad está completamente relacionada con la seguridad de quien arenga, con mostrarse lo suficientemente convencido de sus ideas como para hacerle sentir a la otra persona que lo que dice es la verdad absoluta, y este detalle en el deporte, resulta determinante para definir el rendimiento y la consagración de cualquier jugador, además del resultado de un partido.
Como indicaba previamente, la grandeza del nacido en San Félix (Estado Bolívar) no se limita a su discurso de hierro, y es que nadie puede ganar tantos campeonatos por solamente gritar y arengar, de lo contrario cualquier psicólogo o pastor evangélico podrían dirigir a cualquier equipo y aspirar seriamente a la conquista de un título. No, Sanvicente es dueño de una inmejorable sapiencia táctica, la cual además de su fuerte sentido del compromiso, la disciplina y la responsabilidad, lo hizo construir el mejor Caracas de todos los tiempos, el cual se convertiría en un coloso en la liga nacional, y en un rival temible en Sudamérica.
El futbolista zuliano Juan Vázquez sería testigo no solo de la claridad de sus ideas, sino también de la obediencia que les exige a los jugadores con sus indicaciones. Y es que en uno de los entrenamientos con las categorías inferiores del Caracas, el talentoso mediapunta observaría con detenimiento la manera en la que el nuevo DT de la vinotinto hacia valer sus tácticas y su disciplina.
“El Chita es bastante bravo, recuerdo que después de una práctica que tuvimos con (John) Giraldo nos pusimos a ver los entrenamientos del primer equipo, y ahí el tipo ponía orden parejo, los jugadores lo respetaban porque él los sabia convencer y porque si no cumplían, o no hacían bien lo que les mandaba se la veían feo. Lo que paso fue que en ese momento el Caracas venía de recibir varios goles a balón parado en los últimos partidos, y la practica era reforzar el juego aéreo para que no les metiesen más goles, y cuando el Chita empezó a ver que los centrales no estaban concentrados, les puso como castigo tremenda multa por cada gol que encajasen en el entrenamiento, de ahí empezaron a cumplir”, señalo Vázquez.
Así mismo, el futbolista zuliano revelaría otros detalles sobre Sanvicente como técnico, asegurando que “tácticamente es excelente, confía mucho en el juego de toque aunque sepa defenderse, y una de las armas que busca tener en todos sus equipos son las proyecciones de los laterales. Es un entrenador al que le gusta bastante estudiar a los rivales, y siempre está pendiente de las categorías inferiores”.
Obligado a convertirse en un titán
Estos detalles sobre el Chita han sido algunas de las características que han marcado su trayectoria, y que ahora, tendrá la inmejorable oportunidad de ponerlas en práctica al frente de un combinado nacional que desde hace poco más de seis meses se encuentra como un barco navegando sin rumbo, esperando la llegada de quien tomase el timón y se hiciese cargo de él.
El rápido y agresivo sistema de juego (4-4-2) con el que siempre ha hecho jugar a sus equipos, podrá (en teoría) imprimirlo fácilmente en una selección donde se compagina el músculo con el buen trato al balón, abriendo una fuerte posibilidad de verticalizar su fútbol, al ser el Chita un amante del “pressing” y del desdoblamiento e ida y vuelta de los volantes. Su cuerpo técnico estará compuesto por el mítico ex capitán de la vinotinto Luis “Pájaro” Vera, Rodolfo Paladino y Mauricio Lazzaro.
Al ser la selección venezolana un combinado que en sus últimos encuentros ha estado cerca de lograr sus aspiraciones, la meta de Sanvicente no se antoja fácil al verse obligado a tener que realizar una buena participación en la Copa América, y clasificar al próximo mundial. Bien lo sabe al haber declarado en su primera rueda de prensa como nuevo DT, que “los objetivos son claros: el éxito, o el fracaso”.
Lo que parece incuestionable al analizar los diferentes aspectos futbolísticos que moldean al técnico oriental, es que gran parte de la gloria que pueda alcanzar pasará por el protagonismo que tenga en su cargo, ya que si la calidad técnica ha sido la virtud histórica del futbolista venezolano, la debilidad mental y emocional ha sido su mal endémico, y ante este hecho la selección necesita no solamente un entrenador que conozca la realidad del fútbol nacional y la actualidad táctica y estratégica , sino una figura que sepa absorber todas las críticas que en su momento irán dirigidas al equipo, para convertirse en un muro que proteja a los jugadores.
El Chita tendrá que decidir si ser un técnico común y corriente, o un absolutista que tenga jerarquía en todos los ámbitos que determinen la realidad deportiva de la selección nacional, sin importar que la prensa lo convierta en un personaje polémico. Así lo ha hecho en todos sus equipos, y la monopolización de las responsabilidades ha traído entre tantas consecuencias, la de haberse convertido en el técnico más ganador del balompié criollo.
El combinado nacional de Venezuela ha sido construido a través de tres grandes pilares, erigidos por tres grandes técnicos. Si el del profesionalismo lleva el nombre de José Omar Pastoriza, el de la consagración futbolística Richard Páez, y el de la estrategia Cesar Farias, el pilar que aun falta para solidificar las bases de la selección, el correspondiente a la personalidad, la confianza y el carácter, tendrá seguramente el nombre de Noel Sanvicente, culminando la construcción de la selección, y hacernos creer que quizás Rusia no quede tan lejos como podría indicar cualquier mapa.
Luis Orozco/DC/@diariocontraste/@luisfran1