Comencemos con los principales errores que se cometen: gastar más de lo que se tiene, no invertir y no ahorrar. Una vez que se tienen establecidos los problemas, debes atacarlos. Es muy sencillo, sólo hay que administrar el dinero de manera inteligente.
De nada sirve que en cuanto nos llegue un billete corramos a gastarlo en cosas innecesarias, así que entérate de lo que debes hacer.
No hay una técnica secreta. Olvídate de descubrir la fórmula mágica para construir una fortuna. No existe un acceso rápido al mundo de los millonarios; es cuestión de trabajo duro ¡y ahorrar! Jamás gastes más de lo que ganas y siempre, por poco que sea, guarda alguna módica cantidad del dinero que llega a tus manos.
Siéntete satisfecha. Otro error muy común es querer trabajar para recibir y recibir, ¿por qué? Porque siempre habrá algo innovador que llame tu atención, además crearás una expectativa de que siempre vendrá algo mejor y ¡hay que comprarlo! Lo cual es totalmente falso. El secreto está en sentirte bien con lo que tienes y agradecer por ello.
No quieras comerte el mundo de un solo bocado. Sabemos de tu capacidad y que puedes manejar perfectamente los estados de tus tarjetas de crédito, pero tener más de una puede llegar a complicarte un poco la existencia, pues entre más tengas, más cosas vas a querer pagar con ellas, así que ¡aguas!
Organiza los pagos. Haz una lista de todos los servicios, comida y cuentas pendientes que sean mensuales. Define las cantidades, no importa si no son exactas cada mes, sólo establece una cantidad aproximada, así en cuanto llegue el momento de pagar no te asustarás con tremendas cuentas.
Ahorra. Una vez que estableciste todos los gastos mensuales, asigna una cantidad razonable para que vaya directo a tu cuenta de ahorro. Es súper importante que no afecte tus gastos y tampoco es necesarios de que te prives de algunos lujitos.
Veintitantos/DC