El periodista estadounidense Peter Theo Curtis, secuestrado durante dos años en Siria por un grupo filial de Al Qaeda, agradeció hoy todos los esfuerzos realizados para su liberación, pero pidió privacidad para estar con su familia.
«En los días después de mi liberación, el domingo, he sabido que literalmente había cientos de personas, valientes y determinadas, trabajando por mi liberación. (…) Cuando estaba retenido no tenía ni idea de que se estaba haciendo este esfuerzo enorme y ahora estoy simplemente abrumado», dijo hoy Curtis en una escueta declaración ante los medios en la que no admitió preguntas.
El reportero, que se encuentra en la casa de su familia en Cambridge (Massachusetts), agradeció también todas las muestras de cariño, reconoció las necesidades de sus compañeros de profesión para informar sobre su liberación y les aseguró que les ayudará a hacer su trabajo en el futuro, pero les pidió comprensión y tiempo para pasar primero tiempo con sus familiares.
«Sé que todos estáis muy interesados en mí. Pero ahora tengo que estar con mi madre, con mi familia. Y ahora mismo no puedo daros una entrevista», dijo el periodista, de 45 años, quien llegó a territorio estadounidense este martes.
Curtis voló de Tel Aviv (Israel) a Newark (Nueva Jersey, EE.UU.) y de ahí se desplazó a Boston, donde se reencontró con su madre, Nancy Curtis.
La madre del periodista explicó el domingo que el Gobierno de Catar negoció para lograr su liberación por motivos «humanitarios» y expresó su «profundo agradecimiento a los Gobiernos de Estados Unidos y Catar y a los muchos individuos, privados y públicos, que ayudaron a negociar la liberación» de su hijo.
La suerte de Curtis corría peligro después de que se conociera el martes pasado que otro periodista estadounidense, James Foley, había sido decapitado por los yihadistas del Estado Islámico (EI) en Siria casi dos años después de su secuestro.
Agencias/EFE