En Camboya la carne de rata es un gran negocio de exportación

Una cosecha única está en camino en los campos de arroz de Camboya, donde cada día cientos de miles de ratas silvestres son atrapadas para suplir un creciente mercado de exportación, la carne de esos rodeores.

Aunque son consideradas un transmisor de enfermedades en muchas sociedades, las ratas de los campos de arroz (rattus argentiventer) de esta pequeña nación surasiática son consideradas un saludable manjar por su estilo de vida libre y dieta mayormente orgánica.

La temporada de caza de ratas alcanza su punto alto con la cosecha de arroz entre junio y julio cuando los roedores tienen poco que comer en esta parte de la provincia rural de Kompong Cham, a unos 60 kilómetros de la capital Phnom Penh.

a falta de alimento coincide con la temporada de lluvias, que las fuerza a trasladarse a partes más altas, allí donde esperan las 120 trampas que el campesino Chhoeun Chhim asegura que pone cada noche.

«Las ratas silvestres son diferentes. Se alimentan de comida diferente», comenta Chhim, que defiende apasionadamente que las de los campos de arroz no tienen nada que ver con sus primos de la ciudad, que considera bichos no aptos para la cocina.

Para Chhim, las ratas comunes «son sucias y tienen mucha sarna en la piel». «Por eso no las cazamos», dice.

De alguna forma orgulloso, relató una lista de hábitos alimenticios superiores de las ratas que cazó la noche anterior: arroz, tallos de los cultivos de agricultores sin suerte y las raíces de plantas silvestres.

«Sabor a cerdo»

En una buena noche, Chhim puede cazar hasta 25 kilos de ratas.

«Después de la cosecha, las ratas no tienen demasiado que comer, así que es un buen momento para capturarlas», dice mientras descarga su motocicleta de jaulas llenas en un comercio local.

Aunque asegura que tiene «un poco de sabor a cerdo», Chhim reconoce que no es su carne favorita.

«Las vendemos para con el dinero poder comprar pescado», admite Chin Chon, mientras descarga sus jaulas.

Todo lo que atraparon, unos 200 kilos de chillonas ratas, será exportado a Vietnam.

En ese país es una delicia culinaria que se sirve asada, frita, hervida en una sopa o picada en un paté.

Chheng An, mientras prepara su motocicleta para un trayecto de cuatro horas por bacheadas y polvorientas carreteras para llevar sus ratas hasta la frontera con Vietnam, comenta que es una «buena carne».

«Puede ser cocinada de varias formas. Las ratas son caras en Vietnam y muy baratas aquí», agrega.

 

CNN/Agencias

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