Hace 116 años, el zuliano Manuel Trujillo Duran se convertía en el pionero del cine venezolano con el estreno, el 28 de enero de 1897, de dos películas en blanco y negro en el Teatro Baralt: Muchachas bañándose en la Laguna de Maracaibo, y Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa.
Seguidamente, en 1925, se inauguró el cine Ayacucho, la primera sala en Venezuela con capacidad para 1.300 personas. Luego vinieron los estudios y empresas cinematográficas y el estreno de nuevas películas.
Hubo una época en que se pensaba que el cine venezolano no sería rentable y quedaría estancado, pero ahora vemos que no es así. En estos últimos 10 años, gracias a los avances en la plataforma, a la existencia nuestra ley de cine y la creación de Amazonia, y la fundación Villa del Cine, muchos realizadores tienen la oportunidad de hacer sus documentales y largometrajes, indicó la cineasta Patricia Ortega.
Agregó que actualmente las producciones que tienen mayor impacto en el público son óperas primas, es decir, las primeras obras de un realizador, como en el caso de la recién estrenada Azul y no tan rosa.
Miguel Ferrari, director de esta producción, adelantó como cineasta que está dando forma una nueva historia y en sus próximas películas continuará hablando de los seres humanos y sus sentimientos. Seguiré hablando del amor tal y como es, plural.
El cine venezolano definitivamente ha dado un vuelco, diferentes temáticas han matizado el hermoso mundo del cine.
Hoy cierra la Semana del Cine en el Teatro Baralt con la presentación del libro La Casa de la Bahía, Memorias de Manuel Trujillo Durán, del poeta y escritor Alexis Fernández.
DC/Panorama