Hoy se celebra el Día Mundial del Alzheimer con el objetivo de visibilizar, concienciar e informar acerca de este mal que afecta a las personas mayores, pero también a sus familiares y cuidadores.
Alimentación, estilo de vida, causas genéticas, edad… Múltiples factores parecen influir en la aparición de esta enfermedad. A pesar de que hay múltiples líneas de investigación, todavía no hay fórmulas eficaces para tratar esta enfermedad. Lo que sí existe es evidencia de que el ejercicio, la actividad física, ayuda a prevenir la aparición de este y otros tipos de deterioro cognitivo.
La enfermedad de Alzheimer tiene mayor incidencia en personas de edad avanzada, aunque hay casos en los que afecta a personas relativamente jóvenes; es más, el primer caso documentado por el médico Alois Alzheimer (que dio nombre a la enfermedad) fue en una paciente de unos 50 años de edad.
Se ha avanzado mucho en el conocimiento de la enfermedad, pero todavía sigue siendo muy limitante y devastadora, tanto para la persona que lo sufre, que padece como todos sabemos pérdida de memoria y otras complicaciones asociadas (desde problemas de movilidad, hasta agresividad, depresión…) como para los familiares y cuidadores, ya sean profesionales o no.
No es la panacea, no existen los milagros, y queda mucho por avanzar, pero lo que sí se sabe es que los hábitos saludables, como la alimentación y el ejercicio físico resultan muy beneficiosos en el mal de Alzheimer.
Hábitos saludables para prevenir y tratar el Alzheimer
Hábitos tóxicos (tabaco, mala alimentación…) se asocian a mayor riesgo de sufrir multitud de enfermedades, por lo que se recomiendan hábitos saludables para prevenir el mal de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas.
Eso sí, hablando claro, la prevención hay que hacerla durante toda la vida. Desde pequeños, jóvenes, adultos… Hay que procurar evitar los hábitos tóxicos y realizar ejercicio como parte del estilo de vida.
Estas mismas recomendaciones son útiles para los enfermos, sobre todo en las primeras fases. Una buena alimentación y programas de ejercicio físico ayuda a mantener la autonomía durante más tiempo, y a frenar en cierta medida las pérdidas de capacidades cognitivas.
La estimulación a nivel físico y mental ayuda a fomentar y preservar durante más tiempo las capacidades de estos enfermos aunque, por desgracia, el Alzheimer termine imponiéndose en sus fases más avanzadas, pero se consigue mejorar la calidad de vida del enfermo y sus familiares.
DC/vitonica
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