Poco me importa que se vengan con el chantajito de ser enemigo de las Fuerzas Armadas, porque a decir verdad pagué mi servicio militar en la militancia que desde muy joven tuve en el PRV – FALN, tampoco me acoquina que el Presidente se arreche si criticamos a sus Centuriones, a los cuales de un solo plumazo les aumentó el 45% de sus sueldos, con derecho a cobrar full los aguinaldos de este año. Que él defienda a quienes lo mantienen aferrado a su esmirriado poder, que nosotros defenderemos a la gran masa trabajadora con sus salarios de hambre.
Ha sido tan desproporcionada la injusticia con el país trabajador, por parte de este legatario del ausente, y tan airada la reacción de quienes todos los días ven como sus bolsillos son asaltados por la desenfrenada inflación, que tratando de enmendar el error nos sale a restregar en nuestras propias narices como quien no ha roto un plato: “Yo anuncié el aumento salarial y entonces esta gente comenzó a atacar y atacar a la Fuerza Armada. Voy a defender a la Fuerza Armada por encima de cualquier cosa, y pido al pueblo a que defienda a sus fuerzas armadas”.
Desde la llegada al poder de Hugo Chávez Frías hasta el momento del anunciado aumento, esta casta militar que nos gobierna, como hiedra infernal ha venido copando casi toda la escena nacional. No en balde el Vicepresidente del área económica es un General, quien preside la Asamblea, aunque por sus procederes semeja un cabo de preso, es un Capitán, el saliente y la entrante Ministra de Interiores pertenecen a las FANB y por no dejar la mayoría de los funcionarios implicados en casos de corrupción, narco tráfico y demás actos delictuosos son militares.
Con el último aumento del 30% anunciado por Nico, como suelen llamarlo sus íntimos, el salario mínimo llegó a 4.251 bolívares, pero sin acudir a fuentes oficiales y menos a las opositoras, aquí todo el mundo coincide en que Venezuela registra uno de los niveles inflacionarios más alto del planeta, y que unido a este fenómeno ha desaparecido por un largo rato las posibilidades de producir aumentos en la oferta de bienes, por lo que volver a repetir otro aumento del salario mínimo sólo servirá para crear el espejismo de un bienestar inexistente.
Maduro ha decretado cinco aumentos de salario mínimo y durante los últimos tres lustros se han producido veinticinco aumentos del mismo signo; ahora bien, estos aumentos poco han contribuido en la necesaria subida del resto de los salarios, por el contrario han provocado la pauperización de aquellos trabajadores que devengan salarios por encima de lo estipulado por el salario mínimo. La gran farsa de este supuesto bienestar ha quedado en evidencia con la negativa del gobierno, a decretar durante todo este periodo un aumento general de sueldos y salarios.
Si un médico gana alrededor de 7 mil bolívares, mientras que un Mayor General de las Fuerzas Armadas, se mete la bicoca de 35 mil bolívares mensuales no sería tanto el problema, pero el asunto que más desborda la ira colectiva del resto de los trabajadores, es como esta claque militar también es la gran privilegiada con las políticas crediticias, facilidades y acceso rápido para la compra de vehículos, viviendas y todo cuanta clase de bonos que le genera tener tantas charreteras, sin ver una gota de sangre cerquita, salvo cuando a sus mujeres le viene la regla.
En fin, ya veremos si nuestro flamante obrero Presidente se arma de valor y con el mismo vigor que ha tenido para otorgarle un aumento a los Generales y demás miembros de las filas castrense, se atreve a tener un gesto de solidaridad clasista y también anuncia ante de estas navidades, un aumento general de sueldos y salarios, porque a pesar de no tener el control de las armas y no ser generales, la clase obrera entre otras posee el arma de la movilización, el paro general y la más poderosa de todas, el voto.
DC/ Abog. Douglas Zabala/ @douglazabala