Una situación irregular se vivió en horas de mañana en el hipermercado Bicentenario de Barcelona, cuando personas derribaron uno de los portones del local, generando el caos. Mercedes Fuentes fue una de las primeras en llegar ayer a la cola que se formó frente al Hipermercado Bicentenario, ubicado en la avenida Jorge Rodríguez. Una vecina le dijo que venderían carne, pollo y pernil, pero lo que hubo fue un atajaperro que terminó con tiros y gases lacrimógenos.
Ella llegó a la 1:00 de la madrugada al expendio de alimentos con una silla plegable de plástico y un trozo de cartón que pretendía usar para cubrirse del sol. Tenía 39 personas delante. A las 6 am, dos empleados del Bicentenario dieron paso a 20 personas para que se formaran bajo el techo que está en la entrada principal del hipermercado, lo que al parecer molestó a algunos de los que quedaron afuera.
“La cola estaba organizada, pero de pronto llegaron unas mujeres que parecían revendedoras y amenazaban con derribar el portón”, dijo Mercedes. Cuenta que a las 8:30 am los que se aglomeraban en el portón de salida del estacionamiento, pedían a gritos que les permitieran entrar. Seis funcionarios de Polianzoátegui estaban atentos, pues algunos comenzaron a trepar por las rejas.“Tenía miedo porque nunca había estado tan cerca de un alboroto de esa magnitud”.
Delante de Mercedes estaba la señora Hortencia, quien terminó por usar la silla que llevó su compañera en la fila, porque a sus 67 años sufre de artritis. Ya sus rodillas estaban adoloridas y tenía ambos pies hinchados. El forcejeo en el portón se intensificó hasta que el grupo logró derribarlo, quedando debajo Hortencia otras dos mujeres y un adolescente que hacía la cola con su mamá.
“La gente comenzó a correr al interior del local y le pasaban por encima a quienes quedaron bajo el portón. Los policías echaron cinco tiros al aire y lanzaron tres bombas lacrimógenas”, contó, al tiempo que buscaba la sandalia que perdió en el “bululú”.
A Hortencia la auxilió un funcionario de Polianzoátegui, a quién le rozó el portón en la cabeza y le dejó una herida abierta detrás de la oreja izquierda. Un grupo de hombres levantó la pesada puerta y rescató a los que quedaron debajo. Todos resultaron con aporreos.
Al lugar llegaron 10 motorizados de Polianzoátegui para calmar la situación, que fue controlada luego de que supuestamente unos buhoneros se adueñaran de la primera fila. Muchos, como Luisa Paiva, quien tenía en brazos a su bebé de un mes de nacido, perdieron su puesto en la cola y decidieron retornar a sus hogares con las manos vacías.
El show debe continuar
A las 9:00 am la situación se normalizó. Las primeras 30 personas salían con bolsas en mano. La venta continuó sin percances. Rubén Hurtado fue uno de los primeros en salir. Compró tres pollos y tres bolsas de carne de primera, lo que sumó Bs 810.
“No había pernil y nos dijeron que quienes compran hoy no podrán comprar pollo y carne sino hasta dentro de siete días”. ¡Fueron los buhoneros!
No faltaron las presunciones y aseveraciones de quienes quedaban en la cola, que a las 10 de la mañana llegaba hasta la bomba de gasolina que está en la Av. Intercomunal, al lado del abasto. Félix Barreto ya había comprado y cuando salía con sus bolsas pidió prudencia y compostura a quienes quedaban en la fila.
Aseguró que él había escuchado cuando un grupo de supuestas vendedoras informales llegaron “de la nada” y se colocaron de primeros. “No es la primera vez que las veo. Una de ellas es morena, de cabello rulo negro, y la acompaña siempre una rubia. Ambas son agresivas. Por eso digo con certeza que fueron los buhoneros los que causaron el desastre”.
Agregó que los miércoles son los días de parada de los informales, lo que le hace presumir que por eso muchos aprovecharon para ir a “hacer de las suyas”. Se escucharon cinco detonaciones seguidas de tres bombas lacrimógenas, que hizo correr a más de uno hacia la avenida Jorge Rodríguez y a la urbanización Pascal.
En tres platos
Entre algunas personas se rumoraba que los uniformados habían arrestado a dos chamos, pero se intentó hacer comunicación con el director de Polianzoátegui, comisario general (Sebín) José Rivero, para confirmar la información y no atendió las llamadas telefónicas. Tampoco se pudo confirmar la lesión del uniformado herido con el portón.
Romelia Pinto vendió ayer agua y refrescos en los alrededores del Hipermercado Bicentenario, y a pesar de lo que allí se suscitó, aseguró que la venta estuvo “de maravilla” pues estar bajo los inclementes rayos del sol obligó a muchos a comprar de sus bebidas para hidratarse. A las 10:00 de la mañana le quedaban tres aguas y dos maltas.
Siete funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) llegaron al hipermercado Bicentenario para prestar apoyo a los uniformados de Polianzoátegui y allí se mantuvieron hasta las 12:00 del día, cuando al parecer notaron que eran pocas las personas que se encontraban en la cola que desapareció pasadas las 3:00 de la tarde.
DC | vía ET
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