Al menos tres libertades otorgaron ayer en el Centro Penitenciario David Viloria, conocido como Uribana. Entre ellos, la de un hombre oriundo de Yaritagua, Yaracuy, quien tenía 19 meses privado de libertad y de manera sorpresiva la madrugada de ayer le informaron que quedaba en libertad bajo presentación. «Estoy feliz porque pasaré la Navidad con mis cuatro hijos”, dijo el hombre, contento pero a quien se le resguardará la identidad por seguridad.
Está envejecido. Con unos 30 kilogramos menos pero con el ánimo arriba, «ayer (lunes) hablé con mi hija menor de cinco años y le dije que iba el 31, pero le llegaré antes”, comentó mientras una sonrisa se dibujaba en su cara. Aseguró que lo dejaron libre porque no le encontraron elementos probatorios de la acusación que le hacían por tenencia de 230 gramos de marihuana y piedra. «Me la sembraron los funcionarios del Cicpc de Yaracuy y para ello me pedían una fuerte suma de dinero. Mi esposa los denunció ante el Ministerio Público y se molestaron”.
Desde su traslado al penal larense, el ciudadano comentó que pasó días difíciles y aunque no fue maltratado por el exdirector Julio César Pérez, porque no llegó hasta el módulo seis donde permanecía recluido, sí tuvo temor por los cuentos que escuchaba. «Lo que sí es que nos botó la ropa y todas las pertenencias, no nos daban comida ni agua. ¡Pasé mucha hambre!”, exclamó.
«El día de la toma del penal, mis compañeros y yo nos metimos en la iglesia. Muchos empezaron a tomar alcohol, pastillas y lo que encontraran a su paso. No sé cuál fue la razón para hacerlo, pero yo no quise. Al día siguiente se devolvió el control y todo fue como antes”.
Declaró que en la actualidad se ha normalizado la alimentación y ya no han sido maltratados nuevamente por las autoridades. «Eso es mentira que nos ponen a hacer orden cerrado o algún tipo de actividades. Siempre estábamos encerrados; por eso no imaginé que saldría. Cuando me llamaron pensé que sería para un traslado”.
El hombre que no había sido privado de su libertad, hoy día tendrá experiencias para contar y seguirá su trabajo en la construcción.
Hubo visita para niños
Desde la madrugada de ayer se apostaron en las afueras de Uribana cientos de familias que anhelaban pasar con los pequeños de la casa para visitar a sus seres queridos antes de la llegada del Niño Jesús. Una mujer que estaba marcada en el brazo con el número 237 llegó desde Aragua con su pequeño hijo de dos años y medio. Iba a visitar a su marido para que viera al niño que procrearon.
«Llegué a las 2:30 a.m., pero ha sido muy lento el proceso para pasar porque comenzaron a las 9:30 a.m.”, dijo, mientras se resguardaba del sol, debajo de un árbol.
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