“Pesebre Bolivariano” le da un golpe de estado al Nacimiento tradicional

Son las instrucciones para armar “El Pesebre Bolivariano” impreso en las páginas del diario oficialista de distribución gratuita “Ciudad Caracas”. Recuerda a publicaciones y campañas publicitarias de antaño, cuando marcas y productos proponían acercarse a los más pequeños de la casa ofreciendo figuritas planas para armar. Con un poco de imaginación, pega y cartón, podían convertirlas en una efímera maqueta del tamaño de sus sueños.

Hoy es difícil que estas cosas compitan en las preferencias de un niño con los juegos electrónicos, los juguetes de verdad, las figuritas de plástico y yeso y con las más profundas tradiciones labradas durante centurias por la religión cristiana.

Pero el “Pesebre Bolivariano” desafía paradigmas. Es ofrecido por Ciudad Caracas, en sus sección “Ciudad Infantil” a los comprometidos niños revolucionarios, hijos de un proceso que lleva 15 años sembrando conciencias y en su panteón oficial tiene hasta un nuevo dios eterno, varios santos y muchos aparecidos.

pesebre bolivariano

 

En esta nueva versión endógena del pesebre del Niño Dios –coordinada por Armando Carías y con ilustración y diseño de Balbi Cañas- los únicos originales que sobreviven son la mula y el buey. Tal vez por su inocencia política.

Es inevitable no encontrar encarnaciones o evocaciones de Chávez en los nuevos personajes. Empezando por los reyes magos. Uno de ellos, el más café con leche y narizón, está vestido de paracaidista del Ejército. Sostiene lo que parece ser un lingote de oro, de esos que deben reposar en las bóvedas del Banco Central de Venezuela.

El que sin duda debería ser Baltazar, recuerda a Chávez con afro. Sus ofrendas son unas bolsitas de Mercal, de contenido incierto. El más claro de los nuevos reyes, de tez casi amarilla, lleva su gorrita roja y va empujando un carrito con un electrodoméstico chino marca Haier, de esos que con suerte se consiguen tras largas horas de filas en el programa oficial “Mi Casa Bien Equipada”.

El pastorcito de la historia se parece a un Chávez adolescente, en pantalones cortos, con una piedra o una pelota en la mano y en el hombro lo que parece ser una bandejita de dulces criollos, de esos que vendía por las calles de Barinas el futuro jefe máximo de Venezuela.

El San José de esta puesta en escena, luce un enorme bigote al estilo presidencial, lleva una gorrita roja de Pdvsa y parece dispuesto abrazar el mundo.

La Virgen María, vestida con colores morado y fucsia, luce un fenotipo muy venezolano, a lo Gledys Ibarra.

 

 

 

 

 

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El niño Jesús parece inspirado en una foto color sepia del Chávez niño que adorna las tarjetas telefónicas de CANTV. Yace en una cunita de pasto verde y agarra con las dos manos una computadora escolar modelo Canaimita, de las que reparte el gobierno gratuitamente entre los estudiantes de educación básica. Uno de los primeros lectores de esta nota dijo que había algo en ese bebé que le recordaba a Evo Morales.

El pesebre es una solución habitacional de Misión Vivienda, en su versión más modesta, con un paisaje de apiñadas casitas de colores en una ladera urbana.

La presentación no deja dudas del sincretismo político religioso que persigue este desafío:

“Este 24 de diciembre el mundo cristiano celebra el nacimiento del Niño Jesús y para recordarlo en muchos hogares se arma el pesebre, que es la representación de ese nacimiento. En Venezuela y en buena parte del mundo, armar el pesebre es una tradición que puede incluir, además del Niño Jesús, la Virgen María, San José, reyes, pastores, mula y buey, a otros personajes, asociados con las costumbres de cada región o lugar”.

DC | vía EE
Foto: Captura

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