Pongamos toda nuestra atención en Jesús, él soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento sería muy feliz. Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera.
Noé confió en Dios y, por eso, cuando Dios le avisó que sucederían cosas que todavía no podían verse, obedeció y construyó un barco para salvar a su familia. Por su confianza en Dios, Noé recibió las bendiciones que Dios da a todos los que lo obedecen.
Abraham confió en Dios y, por eso, aunque su esposa Sara no podía tener hijos y él era ya muy viejo, Dios le dio fuerzas para tener un hijo. Moisés confió en Dios y, por eso, cuando ya fue hombre, no quiso seguir siendo hijo adoptivo de la hija del rey. No quiso disfrutar de lo que podía hacer y tener junto a ella. Prefirió que los egipcios lo maltrataran, como lo hacían con el pueblo de Dios; en vez de disfrutar de las riquezas de Egipto, Moisés decidió que era mejor sufrir, y por eso no le tuvo miedo al rey ni se rindió nunca.
Los israelitas confiaron en Dios, y por eso cruzaron el Mar de los Juncos como sí caminaran sobre tierra seca. Pero cuando los egipcios quisieron pasar, todos ellos se ahogaron. Que más les puedo decir, no me alcanzaría este espacio para escribirles sobre la confianza en Dios de Gedeón, de Barac, de Sansón, de David, de Samuel y de otros. Que confiaron en Dios, y por eso conquistaron países; y como actuaron con justicia, recibieron lo que Dios les había prometido. Apagaron grandes incendios, recibieron fuerzas cuando más débiles estaban, y en las batallas fueron tan poderosos que vencieron a los ejércitos enemigos.
La gente de este mundo en esa época, no merecía personas tan buenas, que anduvieron sin rumbo fijo por el desierto, por las montañas, por las cuevas y las cavernas de la tierra. Dios estaba contento con todas estas personas, que confiaron en él. Dios sólo hará perfectas a esas personas, cuando nos haya hecho perfecto a nosotros.
Piensa en el ejemplo de Jesús. Mucha gente pecadora lo odió y lo hizo sufrir, pero él siguió adelante. Por eso ustedes no deben rendirse, ni desanimarse, confiemos en Dios y actuemos con justicia, y conquistaremos un cambio de rumbo en Venezuela, que sea en los años por venir, la promesa de un país perfecto para vivir feliz; que tengamos entre nuestras metas, posicionarnos como el país con mejor calidad de vida y por lo tanto el país con más ciudadanos felices, y que con orgullo podamos formar parte del cambio, de contribuir a ser incluidos en el reporte anual de La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El reto está en nuestras manos, la historia bíblica nos inspira a tener fe en Dios, a ser justos y a trabajar todos los días para lograrlo, pues la vida es una carrera que exige resistencia.
DC / Freddy Paz / Diputado del CLEZ / @freddyspaz