El hospital Dr. José Gregorio Hernández, mejor conocido como Magallanes de Catia, no escapa de la realidad de escasez de insumos básicos. Esto se puede evidenciar en el piso tres del área de hospitalización de Cirugía, donde Ronald Ibarra, quien sufrió un accidente en moto el pasado 1 de enero, tuvo que comprar más de la mitad de los medicamentos que tenía que utilizar (antibióticos y calmantes, entre otros).
Lo mismo le ocurrió a Víctor Flores, quien está internado, hace más de 15 días en el piso seis de Traumatología tras resultar herido en un intento de robo en Charallave, estado Miranda, y compró gasas, alcohol, algodón y analgésicos porque éstos materiales no los había en el centro asistencial. “También tuve que cancelar casi Bs. 8 mil en una clínica privada en Las Mercedes para hacerme una placas porque aquí no hay como realizarlas”, dijo.
Por su parte, a Carlos Quintero le dieron el número de una empresa privada que alquila perforadores para la colocación de tutores para que use sus servicios. “El que tiene el hospital no sirve y por eso debo pagar por este. Me cobran 4 mil. Mi familia hizo una colecta para poder costearlo”.
Pero la situación empeora para los enfermos, porque aparte de tener que comprar los fármacos, desde hace una semana también deben cubrir su alimentación. Según comentaron algunos trabajadores, todavía no han hecho la distribución de productos para la cocina. “Café con leche, jugos naturales y atoles es lo único que se les está ofreciendo”, dijo una enfermera que prefirió no ser identificada.
Esta situación que se pudo comprobar al visitar algunas habitaciones en las áreas de hospitalización. “Hoy me trajeron un vaso que parece tetero y café con leche. Dicen que no hay comida y que quizás para la próxima semana se normalice el problema. Por lo momentos mi esposa me da el desayuno; el almuerzo y la cena me los trae mi hermana”, mencionó José Dávila, paciente.
DC – 2001
Foto: 2001