Eduardo Helguera y su esposa Elisa son un matrimonio de jubilados que vacacionan en el este uruguayo desde 1948 y según sus palabras, elegían cruzar la frontera por la seguridad que ofrece el país gobernado por José Mujica.
Sin embargo, el jueves pasado sufrieron la peor experiencia de su veraneo. Veníamos del este, pasamos Montevideo y en la Ruta 1, a unos veintipico de kilómetros, nos revientan una goma, contó al diario El País.
Helguera condujo hasta la banquina y allí se detuvieron. Bajó junto a su esposa del coche y mientras buscaba el cricket y la rueda auxiliar en el baúl, apareció un joven.
¿Precisa ayuda?, se ofreció el muchacho y Helguera preguntó: ¿De dónde venís vos?. De acá cerca, respondió el joven que, según la víctima, aprovechó un momento de distracción para llevarse la cartera de su esposa, que estaba en el asiento delantero.
Tras advertir el robo, llamó al 911 y al auxilio mecánico. El auxilio de autos nunca apareció, señaló Helguera. Finalmente un auto con matrícula uruguaya se detuvo y llamaron a la Policía.
El patrullero de la Policía apareció unos 40 minutos después del robo. No hay nada que hacer, le explicó el agente al oír su relato, y luego le pidió que hiciera la denuncia en una comisaría cercana.
Según consultas realizadas por el diario uruguayo, en los consulados argentinos en Colonia y Maldonado -las ciudades que reciben más turistas- se acumulaban ya, efectivamente, unas 54 denuncias por casos similares.
Un mecánico de una reconocida empresa, que prefirió mantener el anonimato, aseguró que los ladrones siempre actúan igual: se desplazan en moto, el que va detrás lleva un objeto punzante para pinchar la rueda y luego siguen el vehículo a corta distancia. Cuando las víctimas se detienen para cambiar la rueda, se ofrecen a ayudar y mientras el automovilista está distraído se apoderan de billeteras, celulares, carteras o notebooks.
Desde diciembre pasado, atendí a no menos de treinta argentinos robados de esta manera. No para. O son señoras solas o matrimonios de personas mayores, aseguró el mecánico.
DC/Infobae