Dale Nicolás, no hay derecho a que prolongues lo que ya no tiene remedio bajo tu conducción, rodeado de adulantes e ineficientes ministros con más disposición a servirse a sí mismo que a servir. El desastre del país clama por un cambio de régimen y de gobernantes, y los procesos de los pueblos en marcha son indetenibles. Si renuncias ahora, facilitas el camino para todos y acortas el parto de una hora nueva, ahorras vidas y anticipas el renacimiento de la esperanza. Renunciar es de valientes. Dale Nicolás, un arrojo de dignidad puede moverte a hacerlo.
Se te acabó el tiempo y agotó el aliento; es conveniente entiendas, Nicolás, que en tu camino hoy todo es pesado. Si no te mientes a ti mismo, tendrás que reconocer que ya la gente del PSUV -más aun la de los otros partidos del Polo Patriótico- no te siguen con entusiasmo, se acerca el día en que el desgano sea tal que ya no te acaten, como comienza a ocurrir. Todo el mundo observó -si no te diste cuenta puedes ver las fotos y videos- que tus tres presentaciones públicas de este año han sido un rotundo fracaso.
Cuando llegaste a Caracas procedente de tu no comprendida gira por China, Rusia y países de la OPEP, y subiste de Maiquetía a Caracas manejando un autobús, habrás observado que podían contarse uno a uno los que te seguían o saludaban en el recorrido hasta Miraflores, donde había menos gente que en la cola de cualquier Bicentenario. Daba pena ajena. No fue distinto el rechazo popular manifestado por la ausencia de gente en las puertas de la A.N., cuando entregaste tu memoria y cuenta, la que en cuanto al futuro dijiste el comentadísimo “Dios proveerá”. Lo mismo ocurrió el pasado 23 de enero, cuando indignado echaste sapos y culebras al lograr reunir algo menos de mil empleados públicos -forzados a punta de presión- para que te hicieran el escenario en el que pronunciaste un desabrido discurso, que se te fue en insultos a la oposición, antes que en exaltación a la democracia, en el día en que se celebra la caída de Pérez Jiménez y el retorno de la libertad.
Nicolás, tienes el sol en la espalda y los santos de cabeza. No solo perdiste apoyo en Venezuela, sino que en el mundo -sin petrochequera- ya hueles fo. Lo de Cuba con los Estados Unidos (de lo que nadie te dijo nada) fue una puñalada trapera; el rechazo en Rusia, adonde tuviste que ir dos veces en tu reciente gira (la abriste y cerraste en Moscú) porque en la primera te recibió un funcionario de tercera, el vicecanciller, ya que ni el Canciller ni Putin quisieron hacerlo; en China te sacaron el cuerpo y no hacían otra cosa que pedirte garantías, por lo que las manos vinieron vacías; y en la visita a los países de la OPEP fracasaste estrepitosamente. Ahora la Comunidad del Caribe está viendo hacia el norte. Estás disminuido, te haces cada vez más un enano en el escenario internacional, y las consecuencias en última instancia las paga Venezuela.
No voy a hablarte -porque es harto conocido- del desastre de Venezuela, de los 24 mil 980 asesinados el año pasado. No es necesario recordar la desgracia de la inflación, el desabastecimiento y las colas visibles que son un grito a la ineficiencia de tu gobierno. Los 92 presos políticos que mantienes en la sombra y en condiciones infrahumanas, dicen de tu talante de pichón de dictador. Recuerda a Nelson Mandela: “Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento”.
Bolívar escribió el 15 de abril de 1823, en carta a Santander, que “Es una manía miserable el querer mandar a todo trance”. Después de lo dicho en los párrafos anteriores y ante esta advertencia del Libertador, renuncia Nicolás, el primer beneficiado ante la historia serías tú mismo. Exactamente siete meses después de que Bolívar escribiese a Santander “Es una manía miserable el querer mandar a todo trance”, dijo en otra carta al propio Santander, “Un necio no puede ser autoridad”. Renuncia Nicolás.
DC / PACIANO PADRÓN / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano