La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, dijo el domingo que es «dura» en momentos en que el país sigue conmocionado por la misteriosa muerte de un fiscal que la denunció por encubrimiento.
El viernes, otro fiscal dijo que llevaría adelante la investigación de la denuncia del fallecido Alberto Nisman, que a mediados de enero denunció ante la Justicia la existencia de un complot oficial para exonerar a los acusados de un sangriento atentado antijudío que dejó 85 muertos en 1994.
El Gobierno ha calificado la causa de «absurda» y algunos expertos han dicho que no tiene sustento legal. El domingo la mandataria no se refirió al caso, pero buscó demostrar su fortaleza, asociándola a los duros inviernos de la provincia sureña de Santa Cruz, donde vivió por años con Néstor Kirchner, su fallecido esposo y antecesor en la presidencia, que también fue gobernador de ese distrito.
«A los que aún se siguen asombrando (de) cómo aguanto todo lo que tengo que aguantar, les digo que lo aprendí acá en la Patagonia, con el viento, con el frío, con la nieve», dijo Fernández en un acto en la ciudad de El Calafate, en Santa Cruz.
«Para vivir acá hay que estar duro y preparado. Esto no es para blandos», añadió en el acto, transmitido por cadena nacional en televisión. Nisman, que había estado por una década a cargo de la investigación del atentado a la mutual AMIA en Buenos Aires, fue encontrado muerto el domingo 18 de enero en su departamento junto a un arma de fuego, en un hallazgo que remeció a la sociedad argentina y a la dirigencia política.
Días antes, el fiscal había denunciado un plan del Gobierno que supuestamente buscaba desviar la investigación y exonerar a los iraníes acusados por el ataque, en un presunto complot que además de la mandataria incluiría a su canciller y a un legislador.
Funcionarios han dicho que creen que el fiscal recibió información falsa para armar su denuncia por parte de agentes de inteligencia rebeldes, que también podrían estar implicados en su muerte. Si bien hay indicios de que podría haberse tratado de un suicidio, no se descarta que haya podido ser un asesinato.
El caso dejó en evidencia el oscuro funcionamiento de la agencia local de espías, desató acusaciones cruzadas entre jueces y fiscales opositores y oficialistas y podría golpear al Gobierno de cara a las elecciones presidenciales de octubre, a las que Fernández no podrá postularse.
DC | Reuters