Pañales, toallas sanitarias; un caucho y hasta un chinchorro salieron de una par de bocas de visita de la urbanización Villa San Isidro, cuando las destaparon los trabajadores de Hidrolago.
Las aguas servidas hacen riachuelos en la quinta etapa y se desbordan en la sexta. Los residentes se cansaron de lidiar con el dengue, se niegan a que sus niños continúen sufriendo brotes en la piel y afecciones respiratorias. Por eso ayer trancaron la avenida principal del sector San Isidro vía a La Concepción y secuestraron hasta en la tarde el camión de la hidrológica.
“ Tenemos cuatro años viviendo aquí y el mismo tiempo calándonos el olor a excremento. No podemos ni sentarnos en el frente, porque las aguas negras se meten pa’ la casa”, denunció Mary Fernández, quien lideraba al grupo de vecinos que atravesó las ramas y los troncos en la carretera.
El conjunto residencial lo levantaron en desnivel y las cañerías las instalaron en sentido contrario. La basura y los desechos que botan los habitantes de la primera a la cuarta etapa, explicó Giuseppe Pugaro, a quien le pasa una cañada por un costado de su vivienda.
“El dueño de la constructora Omega falleció y el proyecto lo terminaron a medias, porque los nuevos encargados se robaron materiales y tuberías. Ahora nosotros estamos padeciendo las consecuencias de ese delito”.
Acuerdos incumplidos. En una mesa de trabajo que realizaron en diciembre pasado, los representantes de la Gobernación se comprometieron a reparar el sistema de aguas negras en la comunidad.
“Vinieron ese día y todavía los estamos esperando. Necesitamos que cumplan su acuerdo, que nos resuelvan el problema. Si no atienden nuestros reclamos, seguiremos protestando y trancando las vías. De alguna manera tenemos que hacernos sentir. Nos tienen olvidados. Ya no aguantamos más seguir viviendo en esta inmundicia”.
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