Silvio Berlusconi al desnudo, hablando a calzón quitado, es un espectáculo difícil de digerir. Y es así, con toda su personalidad al aire, la forma en que el entonces jefe del Gobierno de Italia se muestra en las decenas de conversaciones mantenidas en 2008 y 2009 con su amigo Gianpaolo Tarantini, acusado por la fiscalía de Bari de inducción a la prostitución. La transcripción de aquellas llamadas telefónicas –miles de folios con el anciano primer ministro y el joven empresario como únicos protagonistas— salieron anoche a la luz para dejar constancia, por si todavía hiciera falta, de la forma en que el político y magnate utilizaba su poder para satisfacer su afición al sexo con mujeres jóvenes: “Esta noche tengo a dos niñas, una periodista y una brasileña, pero trae a las demás muchachas, somos viejecitos, pero con poder”.
Las frases pertenece a una conversación, interceptada por la policía el 23 de septiembre de 2008. Berlusconi, que suele intercalar las conversaciones subidas de tono con el relato de su vida política al frente del Gobierno de Italia, le pregunta a Tarantini qué le ha preparado para la velada. El empresario le responde: “Esta noche somos seis, incluido yo. O sea, yo y cinco muchachas”. El jefe del Gobierno le dice que perfecto, que terminará pronto, y que también él aportará capital humano a la fiesta: “Yo por mi parte llevaré una, dos, tres muchachas, y luego hacemos venir a las cantantes, que son todos muy buenas, dos cantantes cubanas, la Gemma, otra más, no sé…. una muchacha que canta en el Vaticano, muy buena y también muy simpática. ¿Qué te parece si llamamos también a Carlo Rosella, presidente de Medusa, y a Fabrizio Del Noce, el director de Ficción del Canal Uno de la RAI? Todos somos viejecitos, el único joven eres tú [Tarantini tenía entonces 34 años], pero así las muchachas sienten que hay allí alguno que tiene el poder de darles un trabajo. Hombres de poder, hombres que pueden decidir el destino de las muchachas.»
A continuación Berlusconi añade que también llamará a dos amigas suyas: “Dos niñas pequeñas que hace mucho que no veo, una trabaja de periodista en la RAI, eh, en Mediaset, en deportes, es una napolitana muy simpática, muy dulce, y la otra es una niña de 21 años, brasileña, que me ha llorado al teléfono diciéndome que la había olvidado, y entonces le he dicho que venga”. A pesar de los apelativos que siempre usa para referirse a sus conquistas –“mi problema de siempre es que las mujeres terminan enamorándose de mí”–, en otra de las conversaciones interceptadas el 3 de mayo de 2009 Berlusconi se queja de la acusación que le hace la prensa, italiana e internacional, de acostarse con menores de edad. “Estas mentiras”, dice, “puestas en circulación son cosas de locos. En todos los medios internacionales estoy siendo acusado de frecuentar a jóvenes menores de edad; es cosa de locos”. La indignación se convierte en risa picarona cuando Gianpaolo Tarantini se ofrece a mandarle a un “angelito” para curarle el lumbago que padece. Además del empresario, la fiscalía de Bari acusada a otras seis personas por inducción a la prostitución. Entre ellas figura Sabina Berganovic, la llamada “abeja reina” de aquellas que para algunos eran orgías y para Berlusconi simples “cenas elegantes”.
DC | EP