Los últimos presidentes de Estados Unidos, tanto George Bush como Barack Obama, se han esforzado por separar al islam de las conductas del extremismo islámico para evitar la criminilización de la religión que profesan 1.600 millones de personas en todo el mundo. Donald Trump prefiere seguir su propio camino.
En el debate republicano de anoche en Miami, el magnate inmobiliario mantuvo si idea de que «el islam nos odia”, frase que sus rivales en el debate prefirieron no convalidar, lo que llegó a Trump de ser políticamente correctos.
«Hay un odio tremendo, cuando amplias porciones de un grupo de población, el islam, están dispuestas a utilizar medios muy, muy duros”, dijo el principal candidato de los republicanos, quien agregó que «mantengo exactamente lo que le dije a Anderson Cooper. Los presidentes no pueden decir lo que quieran. Tiene consecuencias, aquí y en el resto del mundo”.
El aparato republicano sueña con que Trump no alcance los 1.237 delegados necesarios para asegurarse la nominación, lo que le permitiría maniobrar en Cleveland para elegir a otro de sus rivales. Pero el multimillonario sigue insistiendo al Partido que respalde su postulación: «Millones y millones de personas están yendo a las urnas y votando. Están votando con entusiasmo, están votando con amor. El establishment republicano, o como quieran llamarlo, debería abrazar lo que está sucediendo”.
DC|EI