Venezuela -la democrática, la de hace años que con altos y bajos respetaba la Constitución- fue solidaria con los países del continente que enfrentaron gobiernos gorilas violadores de derechos humanos. No hemos sido correspondidos. La indiferencia se ha hecho presente en muchos países, bien por solidaridad ideológica o sometimiento a la petrochequera, o bien por no ofender al diosdadomadurismo, prefiriendo callar y mirar a otro lado. Vean pa’acá, pongan los ojos sobre esta brutal dictadura que acabó con las instituciones democráticas y con la prensa libre, que asesina y encarcela, y cuyo cogollo se enriquece groseramente por la corrupción y atraco al tesoro nacional, y por el narcotráfico mientras empobrecen al venezolano para sacar ventaja al estilo castrista, bozaleando al pueblo y sometiéndolo por hambre. Están confesos en este propósito, lo sostuvo el Ministro Giordani y lo reiteró el Ministro de Educación que requiere ser educado, el Sr. Héctor Rodríguez. Vean pa’acá.
Pronto Panamá será escenario de la Cumbre de las Américas, en la que sin duda el tema Venezuela estará en el debate, y veremos la posición real de los gobiernos; veremos los arrastrados por los petrodólares (que aunque escasos para nosotros, algo queda todavía para regalar afuera en búsqueda de apoyo internacional); veremos los alineados con la defensa de los derechos humanos, y no faltarán los guabinos, los del “si bien es cierto que…, no es menos cierto que…”. Los ojos de Venezuela miran pa’allá, ojalá que desde allá, pensando en el noble pueblo venezolano, vean pa’acá.
El gobierno del diosdadomadurismo, al mejor estilo nazi y ñángara, inspirados por Goebbels, actúa bajo la premisa de que una mentira repetida mil veces llega a ser verdad, para lo que hace uso de su hegemonía comunicacional. Fuera de las fronteras también repiten sus mentiras, con plumas tarifadas y con publicidad millonaria, y no me refiero ahora solamente a la carta de Nicolás en el New York Times que nos costó la bicoca de 178.633 dólares, sino a un gasto que ya pasa del millón de dólares en los últimos días, en medios de comunicación de todo el continente, llamando la atención sobre la inminente invasión de Estados Unidos a Venezuela, al que seguimos vendiéndole petróleo, caso inédito entre un país invadido o con peligro de ser invadido y su invasor.
El cuento de la “invasión gringa”, además de desviar la atención de la crisis económica y social, pretende tapar el hecho real de que personeros del régimen han sido descubiertos con capitales milmillonarios contados en dólares, producto de la corrupción y el narcotráfico. La sanción del gobierno de los Estados Unidos es contra determinados personeros del gobierno diosdadomadurista, a quienes se les quitó la visa de los EE.UU. y se les congelaron sus bienes mal habidos. Que quede claro, yo no me siento agredido, sino agradecido, y solo pido que esos bienes congelados sean repatriados cuando cese la pesadilla, ese dinero podrá ayudarnos entonces a reactivar la economía del país que han saqueado impunemente.
La propaganda masiva del régimen y tal vez la mala información, sumada al temor a ser calificados de pro-yanqui, ha llevado a algunas personas a decir que se le fue la mano a Obama. Nada de eso, hizo ejercicio de soberanía que en nada afecta a Venezuela, pero sí a la pandilla de corruptos que la ha venido gobernando y que ha chupado del erario público como le ha dado la gana. Ahora se aprovechan de la consigna antiimperialista para tapar los comprobados delitos de corrupción, narcotráfico y terrorismo. Si tuviéramos gobierno, se habría abierto averiguación penal contra los implicados.
Vean pa’acá le pedimos a América. Europa ha respondido mejor. Qué bueno sería que el Parlamento Latinoamericano se ocupara de nosotros en la misma medida que el Parlamento Europeo. Nuestro reclamo, válido y oportuno, tiene excepciones, países e instituciones del continente se han pronunciado sobre nuestra tragedia, pronunciamiento que sabemos valorar y aplaudir. No obstante nuestro reclamo sigue teniendo vigencia. Vean pa’acá.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano