Una ráfaga de tiros acabó con el monopolio del silencio en la urbanización Pomona. Esta iba dirigida a Luis Ángel Portillo, de 28 años, quien quedó tendido en la entrada de la vereda 13 con calle B. Lo asesinaron a pesar de las súplicas que hizo a los gatilleros que abrieron fuego en su contra. Los vecinos no hicieron nada por él. Solo quedó orar por su alma y cubrir el malogrado cuerpo con una sábana vieja.
Eran las 9.30 de la mañana cuando un vehículo gris, según se presume fue un Hyundai, se detuvo en medio de la vía que divide a la vereda. Un hombre desembarcó del puesto del copiloto. Otro lo hizo de la parte trasera. El último arrastraba hasta la calle a Portillo, quien se aferraba con todas sus fuerzas al asiento, pero la fuerza ejercida por los sujetos que lo llevaban de rehén era superior a las de él.
Con Portillo llorando sobre la acera caliente, los malhechores comenzaron a golpearlo y a patearlo una y otra vez. Lo hicieron por dos minutos. Luego uno de ellos regresó hasta el automóvil. Mientras que el otro sacó un arma, retrocedió sobre sus pasos hasta el carro y abrió fuego en repetidas ocasiones. Al parecer el homicida mantuvo el dedo sobre el gatillo incluso después que arrancó.
Los familiares del ultimado estaban en el sitio, pero no hablaron sobre el crimen. Su madre fue la única que lamentó a todo pulmón el hecho. Fuentes policiales informaron que Portillo estuvo preso, pero no especificaron por qué delito.
Falsa tranquilidad
La urbanización Pomona en apariencia es un sitio tranquilo debido al silencio sepulcral que abunda en sus calles. Sin embargo, ese sosiego no se debe a otra cosa que al miedo. Los habitantes explicaron que luego de 61 años en pie la zona, que abarca edificios y casas empotradas en veredas, se ha convertido en uno de los sectores más peligrosos de Maracaibo.
Quienes habitan en el vereda 13 explicaron que no es la primera vez que eligen a Pomona como matadero. El año pasado se registró un par de homicidios y un enfrentamiento entre dos ladrones de carros y una comisión de la Policía científica. Julio Sánchez, uno de los vecinos, explicó que nadie hace fiesta porque los delincuentes irrumpen en las casas para hacer de las suyas.
Los residentes comentaron que la víctima no era del sector, pero presumen que sea de una zona aledaña debido a que sus parientes llegaron poco tiempo después de cometido el homicidio. Los funcionarios la Policía científica se trasladaron al sitio para iniciar las investigaciones. Hasta los momentos el móvil que se maneja del crimen es la venganza; sin embargo no se descartan otras hipótesis.
15 detonaciones escucharon los vecinos de Pomona.
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