Un error común de las empresas españolas que se van a Estados Unidos: poner su base en Florida. Según datos del Gobierno de Estados Unidos, el 50% de las compañías españolas en EEUU tienen su sede en el sur de ese estado. Y Florida está muy bien. En su parte sur, se habla mucho más español que inglés, el clima tiende a ser fantástico (si a uno no le importa la humedad y el calor) y la cultura es muy ‘latina’. Pero puede que no sea el mejor sitio para, necesariamente, centrar una actividad empresarial.
El consejero de Comercio de ese país para España, Portugal y Grecia, Robert Jones, cita ese ejemplo como muestra de los errores que cometen las pequeñas y medianas empresas españolas al lanzarse a Estados Unidos. Jones ha hecho ese análisis a ELMUNDO en la conferencia SelectUSA, que se celebró esta semana en Washington y a la que asistieron, entre otros, Barack Obama. España estuvo representada por el embajador estadounidense en Madrid, James Costos, quien viajó con un grupo de 21 empresas y organizaciones empresariales españolas. Había todo tipo de compañías»: desde las grandes-Inditex, BBVA, Abengoa , Repsol-hasta las pequeñas-Bionaturis, BFS-y una curiosa: Equipo Económico, el bufete de abogados fundado por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que se ha visto involucrado en una considerable controversia en las últimas semanas.
Esa selección obedece en buena medida a que Estados Unidos quiere atraer a las pymes españolas para que inviertan allí. «La primera fase de la inversión de España en Estados Unidos fue la de las grandes empresas. De ésas, podemos decir que ya están todas. Ahora estamos en la segunda parte, que son las pymes», explica Jones.
Pero las pymes se encuentran con dificultades que no tienen que afrontar sus rivales de gran tamaño. En palabras de Jones, «si una pyme quiere venir a EEUU, debe hacer primero su propia due diligence, su propia investigación. Si no, va a fracasar. Y va a terminar en quiebra después de haberte fundido una cantidad enorme de dinero».
Ése es el gran problema: conocer bien un mercado que, para Jones, «no es difícil, sino complejo». La diferencia está en que «un mercado difícil tiene barreras de entrada, tanto arancelarias como no arancelarias; un mercado complejo tiene grandes diferencias en la regulación dependiendo de los estados y del Gobierno federal, así que es por ejemplo complicado decidir dónde te vas a asentar», según Jones.
Para muchas empresas, eso significa un esfuerzo considerable. Hay que viajar, conocer los estados, las regiones y las ciudades. Ver qué tipo de ayudas puede recibir en cada una, cuál es la regulación, qué socios puede tener… Todo en un país que es unas 20 veces mayor que España y tiene siete veces su población. Pero no hay más remedio. «A la hora de venir a EEUU, necesitas evitar pensar en lo barato, porque «lo barato sale caro»», recalca Jones. Para aumentar el conocimiento de EEUU entre las pymes españolas están eventos como las cumbres SelectUSA, que se celebran cada dos años, o iniciativas del estilo de ServicesolutionsUSA, que es una proveedora de servicios a las empresas del Departamento de Comercio de ese país.
España tiene una presencia mucho mayor en Estados Unidos de lo que cree. De hecho, es el undécimo país en inversión extranjera directa. En total, el ‘stock’ de inversión española en EEUU asciende a 52.000 millones de dólares (casi 48.000 millones de euros), y más de 40.000 estadounidenses trabajan directamente para compañías españolas.
Pero hasta ahora el grueso de esa actividad se ha concentrado en un puñado d e grandes empresas. Así es como, por ejemplo, subsidiarias del BBVA y del Santander están entre las 31 entidades a las que la Reserva Federal somete a sus test de estrés por considerarlas importantes para la estabilidad del sistema financiero estadounidense. O como Repsol explota petróleo en Kansas. Iberdrola Renovables es líder el sector de la energía eólica. Y así sucesivamente. De hecho, algunas empresas españolas no han, como la farmacéutica Grifols, facturan más en EEUU que en España.
Pero las pymes sólo han empezado a llegar en los últimos años. Y sus retos son muy diferentes. Como explica Jones, «una pyme debe tener relación con la industria en EEUU, debe hablar con gente de su mismo sector, para que le cuenten cómo es este país… Es muy difícil entender la cultura local. Y, a continuación, debe tener buena información. Hay muchos recursos en este sentido para empresas no estadounidenses. En España están Icex, las Cámaras de Comercio, muchas comunidades autónomas tienen oficinas comerciales aquí. Los estadounidenses tenemos la Embajada en Madrid, además de más 100 oficinas en todo EEUU que llamamos US Export Assistance Centers».
Sin conocimiento del mercado, no hay mercado en el que invertir. Así que tal vez sea mejor tratar de enterarse un poco de cómo es el país y, en vez de irse a Miami, acabar en Kansas City. Ni el clima ni el idioma son tan buenos, pero tal vez valga la pena.
DC | EM | Foto: Web