Miles de manifestantes, muchos de ellos soplando silbatos y esgrimiendo banderas, marcharon el jueves por París y otras ciudades francesas en un día de huelga nacional que hizo perder clases a muchos niños, obligó el cierre de la Torre Eiffel y provocó la cancelación de unos 2.000 vuelos.
En una intensificación de las presiones al impopular gobierno socialista del presidente Francois Hollande, los manifestantes ventilaron una serie de protestas por el corte de fondos estatales, los aumentos planeados a la edad de retiro, y las reformas propuestas favorables a las empresas que harían menos difícil despedir a los trabajadores.
Las huelgas, convocadas por sindicatos importantes como la CGT respaldada por los comunistas, suceden a protestas recientes de médicos y notarios, controladores aéreos y trabajadores de la radio estatal.
Los trabajadores habían constituido el núcleo de apoyo a los socialistas de Hollande, y las propuestas sugieren que el reciente desplazamiento de su gobierno hacia el centro del espectro político ha disgustado a muchos en la izquierda.
El analista Pascal Perrineau dijo que la mezcolanza de movimientos sugería que Hollande, que se ha proyectado sobre todo como un negociador desde que fue elegido en 2012, no ha sido suficientemente claro para exponer su plan destinado a reencarrilar la deteriorada economía.
«Esto demuestra que, si se quiere ver así, él (Hollande) ha perdido el control. Cuando uno es presidente no basta ser negociador. Hay que poder establecer una línea clara para todos», afirmó Perrineau, profesor en la universidad de Ciencias Políticas de París.
Los controladores aéreos efectuaban su segundo y último día de huelga. La medida obligó a cancelar unos 2.000 vuelos el jueves, según Eric Heraud, vocero de la agencia de aviación civil DGAC.
El paro, en parte por los planes de elevar la edad máxima de retiro a 59 años, debe reanudarse en cada una de las próximas dos semanas. Muchas aerolíneas europeas están evitando el espacio aéreo francés.
Los empleados de Radio Francia, la emisora estatal, entraron en la tercera semana de su paro para protestar por cortes presupuestarios.
Los trabajadores ferroviarios, proveedores de salud, maestros y personal del sector energético y otros se adhirieron a la huelga general del jueves, en parte para manifestar su disgusto con la propuesta del gobierno de reducir las protecciones a los empleados.
«Todos los derechos sociales adquiridos en nuestra legislación laboral son cuestionados», se quejó Nicolas Mas, un maestro que participaba en la protesta en París. «Hemos vuelto al siglo XIX. Es increíble. Una pérdida total de todos los beneficios que la clase trabajadora obtuvo a lo largo de los años».
DC | AP