El régimen decadente de Venezuela, opresor y corrupto, tiene un primer objetivo claro, el mismo que el del gobierno castrista de Cuba y el de todas las dictaduras comunistas: mantenerse en el poder a toda costa; nada le está prohibido y todo le está permitido, el fin justifica los medios, luego encarcelar, matar, robar o cualquier otra tropelía se acepta, se promueve y se tapa.
A efectos del objetivo mantenerse en el poder, el régimen crea desesperanza, hace sentir a la inmensa mayoría que lo adversa que no hay salida. La estrategia es hacer percibir a la población que el régimen es eterno, como “eterno es el comandante”, a pesar de que murió (lo mataron en Cuba).
Sembrar esperanza y actuar con firmeza en beneficio de la libertad debe ser tarea de la oposición. No es cuestión de palabras, son las acciones contundentes las que abren paso. Este régimen no solo no es eterno, sino que tiene los días contados, y estos serán más breves, mientras más firmemente hagamos saber que marchamos hacia el cambio. La oposición debe transformarse en alternativa y presentarse como tal. Libertad, espéranos, pa’llá vamos.
No digo nada nuevo al recordar que la totalidad de las encuestadoras confiables indican un creciente rechazo al gobierno de Nicolás, incluso entre los que se identifican chavistas. Keller informa que en torno a un 60 % de nuestros compatriotas quieren cambio de gobierno antes de 2019, y 12 % no se pronuncian ni a favor ni en contra.
Debemos hacer la tarea con asertividad, actitud positiva ante el camino que transitamos. Por supuesto que esa asertividad debe tener como base el trabajo opositor. La siembra de esperanza no es simple palabra, ya que no se trata de estar contentos fruto de autoengaño, sino por razones y pasos contundentes.
Crear desesperanza es el objetivo. Está circulando una reciente encuesta de Varianzas, cuyo trabajo de campo se realizó en todo el país en la segunda quincena de mayo y primeros días de este mes de abril, conforme a la cual 63 % expresa una palabra negativa para referirse a Venezuela, la mayoría de las cuales denotan desesperanza. En efecto, 7,3 % confiesa estar pesimista, 5,3 % frustrado, 10 % triste, 3,3 % resignado, 22,7 % se declara inconforme y hasta un 14,8 % dice estar “arrecho”, mientras solo un 36 % califica a Venezuela con palabras positivas.
Es indispensable ponerle un freno a la desesperanza, al empeño del régimen por hacernos vislumbrar más hambre y muertes. No seamos tolerantes ante los abusos del gobierno, cero tolerancia a los desafueros de Nicolás y no más pasividad, como si no tuviéramos sangre en las venas; no nos acostumbremos a los atropellos, levantemos la voz. Hace 12 años nos establecieron control de cambio; entonces “nos daban” $ 8.600 por año a tasa bajita, hoy nos dan cuatro lochas a una tasa muy superior, y nos obligan a tramitarlas con los bancos del Estado. Ya basta de pasividad, no digamos gracias a Dios por esa miseria que todavía “nos dan” y que también nos arrebatarán si no somos capaces de reaccionar responsablemente como ciudadanos. No más tolerancia para que nazca la esperanza.
La unidad de quienes disentimos del desgobierno de Nicolás es estímulo para la esperanza y freno a la descapitalización de factor humano, a la emigración de sangre buena y noble, la mayoría jóvenes que se escapan de una situación que, con razón, creen no merecer; se alejan porque no ven salida. Convenzámonos de que el régimen está de salida y de que la democracia retorna. Digamos a la libertad con firmeza y reciedumbre, espéranos, pa´llá vamos.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano