Los líderes europeos se reunirán el jueves en una cumbre extraordinaria en Bruselas para evaluar la posibilidad de una operación militar contra los traficantes de personas, cuando empiezan a conocerse desgarradores detalles sobre el naufragio en el Mediterráneo, en el que murieron más de 800 personas.
Según un proyecto de declaración, que la AFP consultó este miércoles, los países podrían lanzar un operativo para «identificar, capturar y destruir los barcos antes de que sean utilizados por los traficantes».
La conmoción que desató la muerte de 800 personas frente a las costas de Libia el fin de semana, centrará la cumbre extraordinaria de la Unión Europea (UE) del jueves, en la que se abordarán las distintas propuestas, incluyendo una propuesta del gobierno italiano de llevar a cabo «intervenciones específicas» contra los traficantes de personas en Libia.
Desde Libia, un país sumido en el caos desde la caída en 2011 de Muamar Gadafi, con dos gobiernos que se disputan el poder, embarcan muchos migrantes, incluyendo a desplazados por conflictos armados que buscan asilo en Europa.
«No se puede ser serio (respecto a este problema) sin tomar en cuenta la demanda» de Italia, afirmó un alto funcionario europeo.
Si la propuesta es aceptada, la organización de esta operación militar europea sería una primicia en la lucha contra la migración clandestina.
Sin embargo, una operación de este tipo para destruir embarcaciones en Libia, necesitaría un mandato jurídico de Naciones Unidas, recordó otro funcionario europeo.
«Nadie habla de mandar tropas al terreno», explicó la fuente, precisando que el proyecto sería lanzar operaciones puntuales.
«Encerrados en la bodega»
El martes, los 28 supervivientes llegaron a Sicilia, entre ellos dos miembros de la tripulación, que fueron arrestados. Las autoridades sólo han podido rescatar 24 cuerpos.
Se sabe ahora que la mayoría de quienes iban en el barco de 20 metros de eslora, estaban encerrados y hacinados en una bodega del navío, en el momento en que éste colisionó con un carguero portugués que había acudido en su ayuda.
Un adolescente bangladesí que sobrevivió explicó que había tres tipos de pasajeros a bordo.
«Los que tenían menos dinero estaban encerrados en la bodega» dijo el muchacho, identificado por su nombre de pila, Abdirizak, al diario Corriere della Sera. «Nosotros estábamos en el nivel medio, y sólo los que pagaron más estaban arriba» en la parte superior del barco, agregó.
Cuando se produjo la primera colisión, en plena oscuridad, hubo escenas de terror. «Todo el mundo gritaba, empujaba, golpeaba, en un ambiente terrorífico. Podíamos escuchar a los que estaban encerrados en la bodega gritar ‘¡socorro, socorro!+’, contó.
«No sé cómo, pero conseguimos empezar a nadar justo en el momento en que el barco se hundía», a 110 km de las costas libias, relató el adolescente.
Según el testimonio de otro bangladesí, de 17 años, al diario británico The Daily Telegraph, la mayoría de los migrantes «eran africanos y no sabían nadar».
Los migrantes habían pagado su viaje entre 330 y 660 euros, según la fiscalía de Catania.
«Esclavos del siglo XXI»
Este miércoles, Italia llamó a sus socios de la Unión Europea a combatir juntos a los traficantes de seres humanos en el Mediterráneo, «comerciantes de esclavos del siglo XXI».
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, expresó su indignación por este nuevo drama, que su suma a la tragedia de los 450 desparecidos la semana pasada, y acusó a Europa de «dejar morir a los inmigrantes».
Pero los expertos son cautos: «Hay que atacar la causa del problema, y no su consecuencia. Los que están determinados a venir (a Europa) siempre hallarán los medios (…)» considera Kader Abderrahim, investigador del Instituto de investigaciones internacionales y estratégicas (IRIS) de París.
La Organización Internacional para las migraciones (OIM) estima que la solución pasa por comenzar a tramitar las demandas de refugio en los países de tránsito, un enfoque que la UE teme que pueda generar un «efecto llamada».
Más de 1.750 migrantes perdieron la vida en el Mediterráneo en lo que va de año, 30 veces más que en el mismo periodo de 2014, señaló el martes en Ginebra la OIM.
DC | AFP