Hace más de 25 años tuve la oportunidad de visitar el estado Bolívar y navegar entre el río Orinoco y el Caroní, en este viaje pude observar la marcada separación entre ambos con sus diferentes características naturales. El Orinoco es uno de los ríos más largos de Sudamérica, con 2.140 km; es el tercer río más caudaloso del mundo, después del Amazonas y del Congo en África, y el Caroní es el segundo más importante de los ríos de Venezuela, siendo el segundo de mayor caudal y unos de los de mayor longitud, donde nace con este mismo nombre de río Cuquenán alcanzando los 952 km desde el Tepuy Kukenán, hasta su confluencia con el río Orinoco, a cuya cuenca pertenece.
Allí estaba yo, navegando entre dos ríos, convertidos en uno solo, tolerándose el uno y el otro y compartiendo el mismo espacio, hago referencia de este recuerdo de mi infancia, como evento que trascendió en mi entendimiento sobre la vida, la naturaleza y la política, y al convertir esta analogía en práctica, fue reconocer el respeto al vecino, en practicar la solidaridad, la justicia y la igualdad; donde se respeta al adversario pero no ha de temérsele, donde se construyen convicciones y se debaten las ideas, se reconocen las reglas y se cumplen, allí radica la convivencia entre los que habitan entre dos ríos y comparten el mismo espacio.
Hacer referencia de estos conceptos y evaluar la vía por la cual se ha venido encauzando la dinámica política en Venezuela, donde cada tendencia se autoproclama como representante de la mayoría, excluyendo a quienes estamos al margen de ambos bandos, cuando tratamos de reconstruir y plasmar ideas relacionadas a esta situación y de orientar la crítica hacia la concepción de una opinión libre de alguna influencia propia de cualquiera de las dos corrientes, se corre el riesgo de verse atacado al reconocer alguna gestión positiva del oficialismo, se te cataloga como un patético chavista; pero si orientas tu opinión hacia la defensa de los que se oponen al mismo te conviertes en un escuálido anacrónico, prevaleciendo la intolerancia, la división y la irracionalidad política.
Relativo a este tema nos orientamos nuevamente hacia la democracia, en donde indistintamente quienes asuman ejercerla, deben tener como punto de partida que no son los dueños de la verdad y muchos menos del país, son servidores públicos con el mandato que les otorgo el pueblo para dirigir el cauce de un solo río con un fin colectivo, una visión del todo orientada hacia el progreso del pueblo; nadie puede autoproclamarse más demócrata que otro cuando el comportamiento adoptado en función de ejercer el poder van contrarios a los valores y fines elementales de una “república democrática”; cuando nos empujan hacia la confrontación y la desigualdad; no pueden pretender gobernar el país quienes mantengan un discurso excluyente, quienes no practiquen, ni crean en la democracia, considerando al consenso autocrático como la panacea.
No podría exigirle el Caroní a sus peces que no naden por el Orinoco ni viceversa y en Venezuela no podrán seguir dividiéndonos quienes apuestan a la polarización política, proyectando la democracia en blanco y negro con sus intereses maniqueos de enfrentarnos a unos y otros, con el claro propósito de repartirse el país, manipulando y acorralando a la gente para que vote por los menos malos.
No pertenecemos a corriente alguna, somos venezolanos, y perseguimos el diálogo, la paz social y el punto que nos permita ir al cauce para alcanzar un país amplio y profundamente democrático, con instituciones fuertes, creíbles y ciudadanos empoderados, enrumbados hacia la construcción del ciudadanismo como instrumento de la gente para detener el abuso institucional del poder, el futuro de la nación, no está en la cúpula de la mesa de unidad (MUD), ni en el polo patriótico, el rio es de todos, no es de rojos, ni de azules, ni de amarillos, ni blancos, el rio se llama Venezuela y el mismo tomará su cauce hacia un proyecto de inclusión nacional que nos lleve a todos a navegar por un país de ciudadanos.
DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo- Abogado / dialogopublico@gmail.com / @AlfonsoZulia