Helicópteros surcaban el martes los cielos sobre las altas montañas del distrito nepalí de Gorkha, evacuando a los heridos a clínicas y llevando productos de primera necesidad a localidades remotas devastadas por el potente sismo del sábado que mató a más 4.400 personas en la región.
Alrededor del mediodía, dos helicópteros trasladaron a ocho mujeres de la aldea de Ranachour, dos de ellas con bebés agarrados a su pecho y una tercera en avanzado estado de gestación, indicó AP.
«Hay muchos más heridos en mi aldea», dijo Sangita Shrestha, que estaba embarazada y visiblemente abatida al bajar del helicóptero. Pronto se vio rodeada de soldados y policías nepalíes que la escoltaron a una camioneta para su traslado a un hospital.
La pequeña localidad de Gorkha, el núcleo de transportes y comercio del distrito, sirve ahora mismo como base para llevar rescatistas y suministros a esos lugares remotos tras el sismo del sábado, de magnitud 7,8. A algunas localidades se podía acceder solo por aire luego de que deslaves bloquearan las carreteras de montaña.
Algunas mujeres que bajaban de las aeronaves hacían muecas y lloraban de dolor y eran incapaces de andar o hablar, tras tres días de agonía luego de resultar heridas en el temblor.
Sita Karki se dobló de dolor cuando los soldados la levantaron. Sus piernas rotas e hinchadas habían estado atadas a vastos haces de heno entrelazados para formar improvisadas tablillas.
«Cuando pegó el terremoto, una pared cayó sobre mí y me noqueó. Mis piernas están rotas», dijo.
Una hora después de que las nubes oscuras empezasen a presagiar una tormenta, el viento y la lluvia arreciaron sobre Gorkha.
Geoff Pinnock, del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, lideraba un convoy de camiones que se dirigía al norte, hacia las zonas más afectadas, cuando empezó a llover, dejándolos atrapados.
«La lluvia ha provocado un deslave que ha bloqueado mis camiones. Quizás podría tomar uno y arriesgarme conduciendo en el barro, pero creo que guardaremos los materiales para intentar salir mañana en helicóptero», dijo.
Trabajadores de emergencias que habían llegado a las proximidades del epicentro contaron que localidades enteras quedaron reducidas a escombros.
«En algunas localidades, alrededor del 90% de las casas se han derrumbado. Están arrasadas», dijo Rebecca McAteer, una médico estadounidense que se dirigió a la zona más afectada por el terremoto desde el lejano hospital nepalí donde trabaja.
Pese a todo, el momento en el que se produjo el temblor -cerca del mediodía, cuando la mayoría de la gente en zonas rurales trabaja en los campos- hizo que la mayoría de los aldeanos evitaran las lesiones cuando se derrumbaron los edificios, señaló. La policía ha confirmado 373 muertes en el distrito de Gorkha hasta el momento.
La mayoría de los heridos, explicó la médico, son niños y ancianos, ya que la mayoría de los hombres jóvenes se fueron hace tiempo de los pueblos en busca de empleos mejor pagados.
«La necesidad inmediata es llevar el apoyo a donde se necesita, pero habrá mucho trabajo de reconstrucción», dijo McAteer, que tenía previsto regresar pronto al centro de la zona afectada.
Thomas Meier, un ingeniero de la International Nepal Fellowship y que acompañó a McAteer a los pueblos devastados, señaló que las consecuencias del desastre se prolongarán durante mucho tiempo.
«Ésta es una emergencia de largo plazo», dijo. «Esto requerirá una gran atención durante los próximos cinco años. La gente se quedó si nada».
Cientos de personas siguen viviendo al raso, sin acceso a agua potable o instalaciones sanitarias, en todo el centro de Nepal, incluyendo la capital, Katmandú. Las fuerte lluvias del martes sobre la ciudad obligaron a la gente a buscar refugio donde pudo.
Al pequeño aeropuerto de Katmandú llegaban vuelos con suministros de emergencia además de helicópteros, que descargaban allí tanto a escaladores extranjeros como a residentes de las zonas más remotas. La economía nepalí tiene una fuerte dependencia del turismo y del montañismo por la cercanía del monte Everest, la cima más alta del mundo.
Helicópteros alquilados por empresas de escalada llegaron a la zona de Langtang, una popular zona de senderismo a unos 60 kilómetros (40 millas) al norte de Katmandú.
Dave Gordon, un escalador de San Francisco, California, dijo que estuvo en la zona hasta el martes, esperando un vuelo de rescate.
«Los precipicios se vinieron abajo, cuatro o cinco porteadores fallecieron, enterrados en las rocas que caían», dijo del sismo. «Los caminos están completamente destruidos. La gente está varada. No pueden salir».
Naciones Unidas anunció la liberación de 15 millones de dólares de su fondo central de respuesta a emergencias para las víctimas del temblor. Los fondos permitirán que grupos humanitarios internacionales amplíen sus operaciones y suministren refugio, agua, suministros médicos y servicios logísticos, indicó el lunes el portavoz de Naciones Unidas Farhan Haq.
Había camiones cargados de comida camino de los distritos afectados fuera del golpeado y populoso valle de Katmandú, y se esperaba que la distribución de alimentos comenzara el martes.
Se calcula que el terremoto afectó a 8 millones de personas en 39 de los distritos de Nepal, dijo Haq citando datos del gobierno, y más de 1,4 millones de personas necesitan asistencia alimentaria, incluyendo 750.000 personas que viven cerca del epicentro en alojamientos de mala calidad.
La cifra de muertos en Nepal subió a 4.352 personas, indicó el subinspector general de la policía, Komal Singh Bam. En la vecina India 61 personas perdieron la vida y la agencia de noticias oficial de China, Xinhua, reportó 25 muertes en Tíbet.
Otras 18 personas fallecieron también en una avalancha provocada por el temblor que arrasó parte del campamento base del monte Everest, lleno de montañeros extranjeros que se preparaban para ascender.
Unas 8.063 personas resultaron heridas, indicó Bam. Se cree que decenas de miles se han quedado sin casa.
DC | Agencia