Catorce privados de libertad que se encuentran dentro de los calabozos de la comisaría general de Polilara, mejor conocida como la 30, resultaron heridos. Lo que comenzó en una revuelta entre ellos terminó en una intervención por efectivos, quienes a punta de perdigones controlaron la situación.
Desde que fue descubierto el túnel en el pabellón 4 de Polilara, los ánimos entre los reos se caldearon, buscaban a la persona que los había delatado, la situación era tensa y el domingo se generó una pelea que dejó como saldo un muerto y cuatro heridos.
El privado de libertad fallecido fue identificado como: Wilder Alberto García Chirinos (21) y trasladado hasta la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda.
La mañana de ayer, aun los reos estaban alzados y aun más en los pabellones 1, 2, 3 y 4, ahora unidos.
Al parecer comenzó una riña entre ellos y se infringieron heridas en las espaldas, brazos y piernas, pero funcionarios de Polilara para controlar la situación usaron sus armas y con perdigones dispersaron la revuelta.
En total, catorce internos resultaron lesionados.
Cabe destacar que al momento de las detonaciones, algunos familiares de los reos estaban afuera y a otros les avisaron y la angustia entre los mismos comenzó.
Al cabo de un largo rato fueron sacando uno a uno los reos hacia el patio, mientras los 14 heridos eran trasladados en un camión hasta la Emergencia del Hospital Central.
Los internos fueron acomodados en una sala afuera del área de emergencia del principal centro asistencial. Pasaron a tres, los de mayor gravedad. Uno ameritó que le realizaran una radiografía, al parecer tenía el brazo fracturado, a otros los suturaron.
Qué le dijeron los reos a Ruy Medina, director de Salud del estado Lara, cuando lo vieron. El doctor no les dijo ni una palabra, solo observó sus heridas y estaba pendiente de la explicación que daba la doctora en cuanto a los once heridos que se mantuvieron sentados. Una vez que la doctora los vio, un grupo de enfermeras con soluciones, alcohol y yodo atendieron sus heridas, los limpiaron y curaron las las piernas donde se le observaban los huecos de los pedigones.
Los internos reían y hablaban con las enfermeras, a la misma vez que estaban pendiente cuando se abría la puerta de emergencia y veían a sus familiares a quienes de lejos les pedían comida, agua y cigarros.
Uno de ellos expresaba que tenía sarna, que se le quitaba y le daba nuevamente, se veían sucios y falta de aseo.
En cuanto a la situación, autoridades no dijeron mucho sobre el hecho, solo Edilberto León, director de Seguridad y Orden Público del estado Lara, manifestó que se estaba realizando una requisa a petición de la Fiscalía 13 con competencia en Asuntos Penitenciarios, debido a los sucesos del fin de semana y que las revisiones se iban a realizar de manera periódica para evitar percances como el sucedido, asegurando que son producto del hacinamiento.
De igual forma iban a clausurar el túnel y hacer arreglos en los calabozos.Las autoridades fueron evasivos en cuanto al tema.
La calle 30 estaba cerrada por los mismos funcionarios que no daban ingreso a los familiares de los internos, quienes pedían información de los suyos, pues temían que otra persona saliera sin vida.
Un grupo de mujeres angustiados entre ellas, Génesis Cordero, Carmen Barco y Carmen Álvarez, aseguraban que los muchachos tenían tres días sin comer, pues la comida que le entregaron la habían botado, así como la ropa y algunos enseres personales.
Las señoras aseguran que cada vez que le hacen requisa le botan todo.
“El sacrificio que nosotras hacemos, para comprar la comida de cola en cola, traerla y luego la botan”, indica Barco. Por otra parte, Cordero asegura que a diario son como dos mil bolívares que gastan y deben traer la comida en abundancia para que les alcance para la cena, porque es un solo pase de comida que dan por día, de 10 de la mañana a 11:30 de la noche y si la persona llega 10 minutos más tarde, quieren cobrar entre 500 y 600 bolívares para recibirla. Cordero también indicó que tenían dos meses sin ver a sus familiares, que estaban en huelga judicial y solicitaban traslado.
“La ministra Iris Valera, tiene que hacerse presente en las comisarías, no solo en los penales, ella tiene que darse cuenta como duermen ellos aquí, el trabajo que pasan, no tienen comida y les violan sus derechos humanos”, asegura Edith Escalona, familiar de uno de los detenidos.
Pasado el mediodía, los familiares no le habían dado pase de comida, estaban angustiados, pero aparentemente todo se veía en calma.
DC|IMP