El ajuste fiscal que el Gobierno brasileño intenta implementar con el objetivo de equilibrar las cuentas públicas incluye un recorte de gastos de entre 23.300 y 26.600 millones de dólares, confirmó hoy el ministro de Hacienda, Joaquim Levy.
«El monto estará en torno a esto», afirmó el ministro al ser cuestionado sobre las informaciones que circulaban este lunes en medios de prensa local, reseñó DPA.
Según Levy, el monto de los recortes dependerá de las decisiones del Congreso sobre las propuestas de ajuste fiscal presentadas por el Gobierno, que incluyen reducción de beneficios y aumentos de tributos.
«Estamos analizando, no sabemos cuál será el resultado del Congreso. (El recorte) será el que sea necesario para cumplir la meta», agregó, al aludir al objetivo de asegurar para este año un superávit primario de las cuentas públicas del 1,2 % del Producto Interno Bruto (PIB).
Las declaraciones del ministro fueron formuladas en Brasilia, luego de que sostuviera una reunión con el vicepresidente Michel Temer y líderes de la base oficialista en el Senado, que votará en los próximos días una de las propuestas de ajuste fiscal elevadas por el Gobierno.
La reducción de gastos presupuestarios, que será anunciada en detalle probablemente el jueves y viernes próximos, fue el tema de una reunión convocada por la presidenta Dilma Rousseff y realizada este domingo en Brasilia, en la que participaron, además de Levy, el ministro de Planificación, Nelson Barbosa, y el jefe del Gabinete Civil de la Presidencia, Aloizio Mercadante.
Según el diario Folha de Sao Paulo, parte del equipo de Gobierno que no integra el ala económica pretende que el recorte de gastos no supere los 60.000 millones de reales (unos 20.000 millones de dólares), para evitar que el Gobierno federal quede virtualmente paralizado.
Por su parte, el equipo económico aspira a un recorte de casi 80.000 millones de reales (26.600 millones de dólares) para compensar lo que se dejará de ahorrar por causa de alteraciones realizadas por el Congreso a medidas incluidas en el ajuste fiscal vinculadas a derechos laborales y jubilatorios.
De hecho, los cambios impulsados por el Legislativo a las primeras medidas del ajuste propuestas por Levy ya redujeron el ahorro previsto en 4.000 millones de reales.
Según el diario O Estado de Sao Paulo, Levy propuso que los tributos sean elevados por decreto presidencial, tal como se hizo a principios de año con impuestos sobre el crédito al consumidor y los combustibles, entre otros.
El objetivo del titular de Economía es garantizar el superávit deseado y frenar el riesgo de que se rebaje la nota de crédito de Brasil.
Para ello, propone incrementar el Impuesto sobre Operaciones Financieras y otros tributos.
El problema para la presidenta es que medidas tan drásticas no son aceptadas ni siquiera por legisladores de su propio Partido de los Trabajadores (PT), además de ser resistidas por varios partidos aliados.
La reducción de gastos, que ya afectó beneficios sociales, podrá impactar además en programas emblemáticos del primer gobierno de Rousseff y de su antecesor Luiz Inacio Lula da Silva, como el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), vinculado a obras de infraestructura, y Mi Casa, Mi Vida, que facilita el acceso a vivienda propia a la población de bajos recursos.
Otras fuentes de ingresos para el gobierno federal que están en análisis son la venta de acciones del sector de seguridad del banco estatal Caixa, y la subasta de concesiones de explotación de petróleo.
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