La reina de Inglaterra realizará este miércoles su tradicional visita anual al Parlamento, rodeada de pompa y boato, para presentar el programa del gobierno, que tiene en esta ocasión un claro acento europeo.
El discurso de la reina marca el inicio del curso parlamentario y el de este año llega después de las elecciones del 7 de mayo, que los conservadores del primer ministro David Cameron ganaron con mayoría absoluta, informó AFP.
Si en el anterior la medida estrella fue un impuesto de cinco peniques por cada bolsa de plástico, en este, con Cameron libre de la atadura de gobernar en coalición con los liberales, se avanzarán detalles sobre el referendo de pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea.
Un referendo que tendrá lugar antes de que acabe 2017 y que ha concentrado las energías del primer ministro en el inicio de su segundo mandato.
El otro gran tema del discurso serán los recortes presupuestarios, unos 12.000 millones de libras anuales (16.900 millones de euros, 18.000 de dólares), concentrados en el gasto social.
«Tenemos un mandato del pueblo británico y un programa detallado a aplicar», dijo Cameron en un comunicado. «Nos pondremos manos a la obra sin perder un minuto», prometió el primer ministro, que tomará la palabra después del discurso.
La tradición del discurso de la reina se remonta a 1536 y está rodeada de un gran protocolo. La reina llega a la sala de la Cámara de los Comunes precedida por un mensajero al que, en primera instancia, se le da un portazo en las narices para simbolizar la determinación de los diputados a mantener su independencia.
Isabel II recorrerá la distancia entre el parlamento y el palacio de Buckingham en una carroza dorada y pronunciará el discurso en el trono de la Cámara de los Lores, al lado de su esposo, Felipe de Edimburgo.
La alocución concluye siempre con una invocación divina: «rezo para que la bendición de Dios todopoderoso presida vuestras deliberaciones».
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