El sábado a la 1:30 pm el olor alrededor de la vivienda de Edgar David Castello se hacía insoportable. La fetidez se incrementaba en la medida en que la gente se acercaba a la entrada del anexo donde vivía el peluquero, en el kilómetro 7 de la vía a El Junquito.
La última vez que lo vieron con vida fue el jueves a las 11:00 am. Su sobrina Yorgelis Lorca se puso de acuerdo con él para acudir esa misma tarde a una vivienda en Catia, donde él haría un trabajo de peluquería a domicilio mientras que ella embellecería las uñas de la misma cliente.
Castello, sin embargo, no acudió a la cita. Lorca tuvo que hacer el trabajo completo.
El jueves en la noche escucharon una tos en el anexo donde vivía Castello, así como un fuerte golpe. Nada de gritos ni escándalos. Así que nadie fue a ver si tenía algún problema.
El sábado al mediodía, y debido al olor, los familiares se preocuparon. Yeison Carrasquero abrió la puerta del anexo. Al llegar a la habitación encontró el cadáver hinchado de su tío. Estaba tendido sobre la base de la cama, y tapado por mantas, un colchón y una cesta de ropa sucia.
Cuatro horas después llegaron agentes del Eje Noroeste de investigación de homicidios del Cicpc.
Se determinó que del inmueble donde residía la víctima fueron sustraídos un televisor, un reproductor de discos compactos y numerosos artículos para trabajos de peluquería.
Carrasquero recordó que su tío solía asegurar la puerta del inmueble con un tubo, pues la cerradura no funcionaba bien. Ese tubo no fue encontrado.
Indicó que en los alrededores son frecuentes los asaltos a los transeúntes, así como los robos de vehículos. Pero él no cree que la muerte de su tío fuese consecuencia del hampa callejera.
Lorca dijo sospechar de un hombre con quien la víctima supuestamente tenía una estrecha relación.
Fuente: DC|EN