El ronco sonido de una moto y un arma en la pretina del pantalón los caracteriza. Desde las 6:00 de la mañana, comienzan a rondar las calles del sector La Lago para pescar a sus víctimas, según relatan comerciantes de la zona.
“Los estacionamientos de los locales comerciales les sirven de lugar de liberación de carros robados y cualquier transeúnte es blanco de atraco”, aseguraron.
Los mismos delincuentes que atracan en un local comercial, en la mañana, pueden ser quienes apunten a una señora que lleve de la mano a su niño y le arrebate la cartera y su celular, horas más tarde.
“Unas 15 veces al día el sector La Lago es sorprendido por los hampones. Es alarmante cómo la delincuencia ha tomado la zona” , criticó un comerciante del concurrido sector, ubicado al noreste de Maracaibo.
Las mujeres son más vulnerables. Parecen indefensas para el delincuente. “Un hampón me exigió que le entregara un teléfono, pero no tenía. Para cerciorarse me tocó por todas partes y casi me mata, porque no encontró nada”, reveló una trabajadora de La Lago.
Santamarías abajo y candados en las puertas de los locales predominan. Un cartel blanco en el que se lee “cerrado” exhibe la protección de vidrio de la farmacia La Colina, donde un hampón y un gnb retirado se enfrentaron a tiros, cuando el delincuente quiso perpetrar el atraco del día, a las 9:15 de la mañana, del martes.
El delincuente, Humberto Pacheco Franco, recibió ocho balazos y esta delicado de salud en la UCI del hospital Coromoto, de Maracaibo.
El militar retirado fue herido en el hombro izquierdo, al defender a un trabajador de petrolero a quien escoltaba. Fue remitido a una clínica privada de Maracaibo. Su estado es crítico.
Un segundo hampón, quien acompañaba a Pacheco Franco, al momento del atraco, quiso burlar a las autoridades. Se filtró entre los familiares de los pacientes del “Coromoto” para verificar el estado de salud de su compinche, pero fue detenido.
En “La Colina”, los vidrios rotos, los rastros de sangre, la cava de helados y una vitrina permanecían, ayer, en el suelo. No tienen previsto retomar las actividades laborales.
La zozobra es el acompañante del día a día de los comerciantes y residentes de la zona. Viven despavoridos y con el rosario en la mano para no ser una víctima más.
Fuente: DC|Panorama