“Que el pueblo es sabio y paciente”, por Alfonso Hernández Ortíz (@AlfonsoZulia)

Ya han pasado más de dos años desde que Nicolás Maduro fue electo presidente, asunto que se le ha hecho complejo asumir la transición, luego de la larga permanencia del carismático y controversial Hugo Chávez, no solo por su estilo personalista de gobernar y de generar la autocritica que se convertía en su propia oposición, también por su increíble capacidad de manejar los medios de comunicación, las redes sociales y la opinión pública, a su antojo, imponiendo la agenda país, aun después de su propia desaparición física.

 

El ex presidente Chávez tenía el poder de la palabra, la capacidad de persuadir y convencer a las masas, el enigma de seguir vendiendo esperanzas a los más necesitados y la estrategia de concentrar el poder político en una sola persona, contando con la fortaleza de manejar el partido, el gobierno y convertirse intrínsecamente en el Estado, de allí su frase lapidaria en su última campaña electoral: Chávez ya no soy yo, Chávez es un pueblo!

 

Ante esa realidad del Chávez carismático, histriónico y arraigado en el imaginario colectivo del venezolano se ha tenido que enfrentar Nicolás Maduro, asunto que sus asesores parecieran no tener muy claro, ya que el hecho de intentar copiar el personalismo de Chávez a través de la imagen que han pretendido crear en el actual presidente, ha sido totalmente errática; los liderazgos no son transferibles, cada líder tiene su propio estilo, y aunque trate de imitar la manera de hablar, los gestos, la forma de vestir y la personalidad de su mentor, no será reconocido como tal, la gente ya inmortalizo a Chávez y ahora espera contar con un presidente que resuelva y gobierne.

 

Lo que sí logró heredar Maduro de Chávez fue su popularidad y la estructura de un partido político que le permitió llegar a ocupar la silla de Miraflores y darle continuidad a lo que han llamado la “revolución bonita”, asunto que ya ha sido consumado, lo que no heredó fue el liderazgo y la capacidad estratégica para explicarle al pueblo que recibía un gobierno con un enorme déficit fiscal, bajos precios del petróleo, una altísima carga burocrática, en fin un país endeudado, abarrotado de subsidios populares insostenibles en el tiempo; y aunque el presidente prometió “sacudón”, reajustes, realizó enroques de ministros, entre otras maniobras, no ha logrado atinar y su popularidad ha venido bajando, sistemática y progresivamente,  cayendo a un mínimo de 22% según afirma José Antonio Gil presidente de Datanalisis.

 

Sin embargo, no hace falta ahondar en los estudios científicos para evidenciar la grave crisis que atraviesa el país, basta con preguntar el valor de un inmueble, de un carro usado, de cualquier electrodoméstico, en fin de los productos esenciales de la cesta básica, para entender la situación y como la inflación está golpeando el bolsillo de todos los venezolanos. De acuerdo con los pronósticos del economista, Pedro Palma, director de la firma Ecoanalitica, Venezuela batirá sus marcas históricas de inflación y déficit fiscal en el 2015.

 

Ante este paupérrimo escenario, la esperanza de que la situación mejore es bastante pesimista, sin embargo, el presidente Maduro aun está en la jugada, y puede replantear su estrategia y asumir el reto de gobernar, lo que implica rodearse de los mejores y desmarcarse de quienes han hecho del gobierno un negocio personal, verbigracia: Andorra y el Banco HSBC en Suiza (transacciones de dinero procedente de funcionarios del alto gobierno en Venezuela), como las denuncias del Mayor General Hebert García Plaza, ex ministro de Transporte Acuático y Aéreo y ex ministro de Alimentación, al cual recae una orden de aprehensión por parte de un tribunal venezolano, pero a la vez denunció  “Si realmente se quisiera luchar contra la corrupción hay mucha tela que cortar”…

 

Finalmente podemos afirmar que si Nicolás Maduro no asume con autoridad el mandato que le dio el pueblo bajo la sombra heredada de Chávez, será el mismo pueblo quien dará fin a su gobierno, en frases de Ali Primera “Que el pueblo es sabio y paciente es el decir de los viejos que al cantar de guacharaca saben calcular el tiempo”.

 

DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo- Abogado / @AlfonsoZulia / dialogopublico@gmail.com

 

 

 

 

 

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