LUZ para todos… Ambiente y Responsabilidad Social, por César Ramos Parra (@cesarramosparra)

Una de las dimensiones a través de las cuales se concreta la Responsabilidad Social en las organizaciones lo constituye precisamente la preservación del ambiente y todos pensamos, desde nuestra óptica individual, que esa es una actividad que le corresponde a los gobiernos, empresas e instituciones y que es muy poco lo que podemos hacer para controlar o revertir el creciente deterioro del planeta, convirtiéndolo en un inmenso depósito de desechos.

 

El pasado jueves fue divulgada oficialmente la encíclica  Laudato si (Alabado seas), del Papa Francisco, la cual exhorta a tomar acciones concretas para frenar este fenómeno causado por una explotación insensata y cuyos efectos padecen sobre todo los países más pobres, con la particularidad que el llamado no es sólo para políticos y empresarios, sino “a todas las personas de buena voluntad”. Jorge Mario Bergoglio aborda la interconexión entre la contaminación y el cambio climático, la mala gestión del agua, la pérdida de la biodiversidad, la gran desigualdad entre regiones ricas y pobres o la debilidad de las reacciones políticas ante la catástrofe ecológica, pero igualmente, solicita de cada uno de nosotros nuestro aporte y sacrificio, lo cual puede traducirse en la contribución hacia una conciencia colectiva a través de las redes sociales, presionar a los líderes políticos para impulsar acciones a favor del ambiente y a hacer pequeños cambios en nuestros hábitos diarios, como plantar árboles y apagar luces innecesarias.

 

El Pontífice describió el continuo daño a la naturaleza como «una pequeña señal de la crisis ética, cultural y espiritual de la modernidad». Por cuya razón, la solución requerirá de un alto grado de sacrificio y lo que llamó una «audaz revolución cultural» en todo el mundo.

 

Todos debemos estar consciente de que, de no tomarse medidas para frenarse la creciente agresión al ambiente, se reducirá el agua potable, se dañará la agricultura, habrá extinción de plantas y animales, así como habrá un aumento en los niveles de los mares que podrían terminar inundando algunas de las ciudades más populosas del mundo.

 

La encíclica “verde” del Papa Francisco, divulgada oficialmente este jueves, llega en un momento clave para la comunidad internacional, que en seis meses celebrará una cumbre en París (Francia) para frenar el calentamiento del planeta, durante cuyo lapso, podríamos, en las diversas organizaciones, propiciar un proceso de discusión sobre esta grave problemática de la humanidad y la implementación de acciones desde estos ámbitos para el desarrollo de una cultura en favor del ambiente. Las instituciones educativas, a todos los niveles, constituyen formidables escenarios para ello. Ojalá desde sus instancias de dirección, de adopten iniciativas que propendan a impulsarla.

 

La Responsabilidad Social no son simplemente buenos propósitos. Ella tiene que concretarse en acciones tangibles que permitan alcanzar sus objetivos. Aprovechemos el llamado de nuestro Pontífice y acompañémosle con nuestro esfuerzo a hacer buena su exhortación para el beneficio de toda la humanidad.

 

DC / César Ramos Parra / Profesor Universitario / @cesarramosparra

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