Un testigo del tiroteo en Charleston, que dejó nueve muertos en una iglesia de afroamericanos de Carolina del Sur, vio cómo el autor de la masacre, Dylann Roof, un supremacista de 21 años, puso el arma en su cabeza y apretó el gatillo. “Solo sonó un clic”, indicó el testigo.
Un sobreviviente del tiroteo afirmó que el agresor intentó suicidarse inmediatamente después del ataque, pero ya no le quedaban más balas.
Kevin Singleton perdió a su madre en la masacre de la iglesia de la Emanuel African American Episcopal Church, elegida por Dylann para su masacre. Él no estuvo allí, pero pudo conocer de primera mano como fue el tiroteo. Polly Sheppard, un sobreviviente de 69 años, le contó como el joven ingresó al edificio, escuchó durante una hora la misa, se puso de pie y sin previo aviso comenzó a disparar a mansalva contra los fieles que en ese momento oraban.
Sheppard reveló también un detalle hasta ahora desconocido, que Singleton reveló más tarde en una entrevista a “Los Ángeles Times”. Roof intentó suicidarse.
“Apuntó el arma contra su cabeza y apretó el gatillo, pero sonó un ‘clic’”, dijo Singleton. Luego de disparar sin control, el asesino se quedó sin balas.
Ha sido un crimen de odio racista que ha sacudido, una vez más, a la opinión pública de los EE.UU. El presidente Barack Obama habló más de armas que de racismo, mientras que la aspirante demócrata a la Casa Blanca Hillary Clinton se pronunció sobre ambos temas controvertidos y sus competidores republicanos prefirieron esquivar debates espinosos.
“Seamos claros. En algún momento, como país, tendremos que considerar el hecho de que este tipo de violencia masiva no sucede en otras naciones avanzadas. No sucede en otros lugares con esta frecuencia”, dijo Obama en su primera comparecencia tras el suceso.
DC | AFP