Que el CNE -entiéndase el régimen diosdadomadurista- hubiese fijado fecha para las parlamentarias, luce como triunfo de la alternativa democrática, incluida por supuesto la huelga de hambre de Leopoldo y de un centenar de compatriotas más, y se presenta como logro de la comunidad internacional que nos ha respaldado abiertamente para que con la antelación legal correspondiente, se fijasen las reglas del juego para la elección de los miembros de la Asamblea Nacional.
La fecha que le arrancamos al régimen decadente y electoralmente ya derrotado no lo es todo, ahora es cuando falta batallar contra las marramucias de quien se sabe minoría dos a uno, según las encuestas y a partir de lo que se huele en la calle y se escucha en las colas. Hay más, mucho más, el camino electoral no es el camino, es uno.
Debemos transitar simultáneamente al camino comicial, el camino de la denuncia en la calle de los atropellos del gobierno despótico de Diosdado y Nicolás; debemos transitar el camino de la solidaridad internacional para la presión de afuera hacia adentro, que acompañe a la que adentro debe darse cada vez con más firmeza. Por último, debemos transitar el camino de la alternativa, convencer al país con propuestas específicas de cambio, que van más allá de lo obvio, el país sabe que el presente es un desastre y que el gobierno es corrupto e ineficiente. La fuerza de la oposición está no solo en demostrar la decadencia y perversidad del régimen, sino en definir la alternativa para Venezuela, el camino de desarrollo y paz, de crecimiento y progreso, de vigencia de la libertad, la democracia y la plenitud de ejercicio de los derechos humanos.
El discurso de la insípida Tibisay, marioneta del diosdadomadurismo en el CNE, dejó mucho que desear; si bien fija la fecha, afirma que no habrá “observación electoral” de organismos internacionales como el Parlamento Europeo o la OEA, pero sí acompañamiento de UNASUR, lo que equivale a un saludo a la bandera. La lucha por la transparencia hay que darla; ¿por qué el CNE se opone a la observación paso a paso como la que estamos pidiendo?
El CNE informó, este pasado lunes 22 de junio, que la campaña electoral corre entre el 13 de noviembre y el 3 de diciembre, pero el mismo día Nicolás convocó un acto electoral en el Teresa Carreño, violando así la ley y usando delictualmente bienes del Estado. Nicolás dijo allí dos cosas graves; la primera: “Si la oposición gana habrá caos, se desataría un proceso de confrontación de calle”. No debe quien funge de presidente intentar impedir de esa manera, con anuncio de caos, el triunfo de la alternativa. Imaginémonos qué sucedería si una afirmación semejante, y ante unas elecciones, la hiciera Rajoy, en el Reino de España, Rousseff en Brasil, Obama en EE.UU., Santos en Colombia o cualquier otro presidente de país democrático.
Dijo más Nicolás: “Si la oposición gana, el pueblo saldrá a la calle a defender sus logros revolucionarios”. Vaya imbecilidad, si la oposición gana es porque el pueblo es opositor y vota; en consecuencia quien gana es el pueblo; ¿cómo podría el pueblo salir a la calle a protestar contra sí mismo? A esta imbecilidad añadió Nicolás que él “sería el primero en lanzarse a la calle con el pueblo”. Chúo Torrealba le respondió bien cuando le dijo que el primero que saldrá a la calle, que será echado a la calle, será Diosdado, al ser sacado de la presidencia de la Asamblea, y que tal vez Nicolás podría ser el segundo en salir a la calle, más no el primero.
Fecha habemus, pero no es todo. Hoy más que nunca a la calle en procura del reconocimiento de la nueva mayoría, sin ser este afán el único que nos anime. No debemos dejar de lado luchas vitales y batallas fundamentales por la libertad, la democracia, la vigencia plena de los derechos humanos, entre ellos, el derecho a la vida afectada por el hampa desatada, y el derecho a la alimentación y la salud afectadas por el desabastecimiento, puesto de manifiesto por las inmensas colas que nos estamos calando todavía. A la calle.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano