Nuestra tradición de país beisbolero, nos mantuvo apartados del fútbol, solo los emigrantes europeos y colombianos permanecían en esa fanaticada.
Desde hace unos 25 años aproximadamente Venezuela le abrió el corazón de forma masiva al balonpié como deporte. La tarjeta amarilla es una forma de sanción contra un jugador infractor; advirtiéndole que de persistir en su actitud sale del juego.
El deporte, la política y la vida pública, tienen sus reglas, fundamentadas las dos últimas en la constitución y las leyes. Hace poco Diosdado, el «Filósofo del mazo» le lanzó a quemarropa una propuesta con sabor a imposición a los candidatos rojos que se medirán el 28 de junio; en la mayoría de los casos la maniobra con ganador y todo ya está montada. El señor Cabello les propone a los candidatos del PSUV, una renuncia anticipada; en un acto que devela la magnitud de la crisis interna, la desconfianza y la cultura de jugar sin reglas; donde el fin justifica los medios.
El jefe del PSUV dice: “Para garantizar que la voluntad del pueblo no sea quebrantada, propone un acta de compromiso que establezca la renuncia inmediata de los candidatos”, le tienen pánico a los vientos de la derrota, vale la pena preguntarse ¿A qué renuncia un candidato si él no tiene cargo?
La constitución vigente establece en su artículo 145: “Los funcionarios públicos están al servicio del estado y no de parcialidad alguna…” y el artículo 201: “Los diputados son representantes del pueblo y de los Estados en su conjunto, no sujetos a mandatos ni a instrucciones, sino solo a su conciencia. Su voto en la Asamblea Nacional es personal”. A que está empujando Diosdado a sus candidatos, a un juego sin reglas o a qué tipo de juego; le sale tarjeta amarilla.
Esta línea de acción tiene implicaciones muy graves que evidencia la intención de liquidar el equilibrio político, profanando la poca institucionalidad democrática que sobrevive en Venezuela. Ahora bien, si esto es muy malo para salir de la crisis; peor aún es el apoyo que el presidente Maduro le ofrece a la conjura impuesta por el «Filosofo del mazo». El primer magistrado tuvo la desfachatez de afirmar que si gana la oposición ellos se van a la calle, es decir el principal garante de la paz ciudadana está jugando a la candelita. Sr. Presidente, este pueblo no acepta chantajes, puede usted escoger en qué lugar se va a apostar y vamos a ver cuántos lo van a acompañar después de la derrota.
Un juego sin reglas, se transforma en una acción salvaje e ilegítima; el país vive una profunda crisis y puede salir de ella por una vía pacífica, si todos entendemos la importancia de respetar la voluntad de las mayorías nacionales el 06 de diciembre; en toda competencia alguien gana y otro pierde, así es la democracia.
A Diosdado le sale tarjeta amarilla, está obligado a jugar con reglas, no busquen la tarjeta roja.
DC / José Luis Pirela Romero / Dirigente del MPV / joseluispirelapatria@yahoo.es / @joseluismpv