El Consejo de Ministros extraordinario convocado este viernes por la noche por el primer ministro, Alexis Tsipras, para informar a su equipo de los últimos acontecimientos en Bruselas, acabó con un órdago a la grande, la convocatoria de un referéndum sobre el contenido de las propuestas de los socios, que el propio jefe de Gobierno, en un discurso en directo a la nación poco antes de la una de la madrugada, calificó de inaceptables. Tsipras afirmó haber informado de su decisión a los dirigentes europeos –este sábado estaba prevista en Bruselas una crítica reunión extraordinaria del Eurogrupo- y dado órdenes al consejo de ministros para celebrar una reunión del plenario de la Cámara, con el objetivo de poder convocar el referéndum para el próximo domingo 5 de julio.
El mismo Tsipras había aventado la posibilidad de una consulta el pasado 28 de abril, si el acuerdo con los socios cruzaba las líneas rojas del Gobierno. Volvió a repetir esa idea en su mensaje al país: “Los acreedores nos piden medidas que perjudicarán a los trabajadores, los pensionistas; nos reclaman recortes de los sueldos públicos y una subida del IVA”, dijo; “en todo este periodo de negociaciones se nos ha pedido reiteradamente que aplicáramos acuerdos anteriores, y en ningún momento nos hemos doblegado. Desde hace seis meses el Gobierno da la batalla [a los socios] en condiciones de asfixia económica para revertir la austeridad (…) Por eso [anuncio el referéndum], por nosotros, por las futuras generaciones, por la historia de los griegos… Por la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo”, declaró.
A juzgar por las caras de circunstancias de los ministros en las pocas imágenes difundidas al inicio del consejo –el de Finanzas, Yanis Varoufakis, mordisqueaba con tensión la capucha de un boli-, todo hacía presagiar que la reunión del Eurogrupo de hoy iba a resultar infructuosa. También las declaraciones previas de algunos miembros del Gabinete pertenecientes al círculo más próximo de Tsipras, como el titular de Trabajo (“muy pequeñas posibilidades de lograr un acuerdo” el sábado) o el de Economía, que por vez primera usó públicamente la palabra “ruptura” con los socios. Otros ministros, sin embargo, incluido el propio Varoufakis, se mostraron hasta el último minuto confiados en la posibilidad de cerrar un pacto.
Pero la pirueta que dio esta noche el Gobierno griego no sólo aleja el acuerdo, también abre una incógnita de dimensiones mayúsculas, pues la prórroga del actual rescate expira el próximo martes, el mismo día que Grecia debería devolver 1.600 millones al Fondo Monetario Internacional. Preguntado a la salida del consejo de ministros extraordinario, el ministro de Energía, Panayotis Lafazanis –líder de la Plataforma de Izquierda, el bastión más radical de Syriza-, declaró que los miembros del Gobierno van a votar no en el reférendum, y que espera que los ciudadanos hagan lo mismo. Más contemporizador, el titular de Sanidad, Panayotís Kurublís (exsocialista), manifestó que el referéndum no implica salir de la UE.
Pocas horas antes del anuncio, medios locales informaban de algunas colas ante los cajeros automáticos, sobre todo por parte de jubilados, cuyas pensiones de junio, informó este viernes el responsable del mayor fondo estatal, están aseguradas.
DC | El País