Cuando la mayor parte de los ciudadanos venezolanos sufren gravemente la devaluación aprobada por el Gobierno en febrero, el Ministerio de Defensa ha recibido autorización para acudir a la banca pública y lograr la tasa cambiaria previa a la devaluación (4,30 bolívares por dólar, en lugar de 6,30).
El plan fue elaborado a finales de enero, pero el ministro de Defensa, Diego Molero, volvió a plantear el asunto a Maduro ante el encarecimiento del 47% que suponía la devaluación y que obligaba a reducir el número de vehículos que se había puesto como objetivo. Ante las urgencias electorales, Maduro autorizó ese trato cambiario preferencial, que ni siquiera existe para la compra de medicinas destinadas a los hospitales.
20.000 dólares cada uno
Está previsto que la operación, en caso de que el chavismo gane de nuevo las elecciones, se realice a través del la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (Cavim), que efectuaría la adquisición de divisas a través del Banco Central de Venezuela, por un monto de 393,9 millones de dólares. Esta cifra supone una media de 20.000 dólares por vehículo.
La compra de vehículos se inscribe en la Gran Misión Negro Primero, iniciativa lanzada para «dar respuesta a las necesidades sociales del pueblo militar», a semejanza de las «misiones» que el chavismo puso anteriormente en marcha para el reparto de viviendas, electrodomésticos y otro de tipo de servicios. Varias de ellas son operadas directamente por los cubanos, como la prestación sanitaria de médicos y enfermeras llegados de la isla.
En el caso de los militares, el programa también ha sido ideado en Cuba. Las mismas fuentes venezolanas que entregaron a ABC la documentación sobre la compra de los 20.000 vehículos aseguran que el ministro Molero ha estado en permanente contacto con el general cubano Alejandro Andollo Valdés. Desde que a comienzos de noviembre fue elevado a titular de Defensa, el almirante Molero ha promovido o avanzado diversos proyectos de colaboración con Cuba, como el contrato de construcción de una flota de patrulleros en la Empresa Nacional de Astilleros cubana. Por su parte, Andollo Valdés ya fue señalado en el pasado en algunos medios como persona clave en el «asesoramiento» que llevan a cabo miles de militares cubanos, presentes en muchos cuarteles venezolanos.
El objetivo de la Gran Misión Negro Primero (apodo dado al único oficial de color en las filas de Simón Bolívar), además de garantizar votos al PSUV gubernamental por la expectativa de beneficios, es ganar la adhesión del Ejército para Nicolás Maduro, restándole base de poder al actual presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, su rival en el chavismo. «Es un bozal de arepa», dijeron las citadas fuentes, utilizando un dicho venezolano que significa comprar el silencio.
Ese silencio es necesario ante la utilización que el chavismo va hacer de las Fuerzas Armadas en estas elecciones, según advirtió el lunes el diputado opositor Alfonso Marquina. El diputado develó la existencia de un plan para utilizar a funcionarios de la Milicia Bolivariana y la Guardia del Pueblo para facilitar la emisión del voto en favor de Maduro, en contra de la neutralidad que la Constitución expresamente fija para los militares.
Votar con ayuda militar
Así, está previsto que miembros uniformados se desplieguen con más de 1.500 motos, autobuses y automóviles del Comando Regional 5 por todo el país para participar en el transporte de votantes a los centros electorales. Imagínese usted que de repente llega a su casa un contingente de uniformados para llevarlo a su centro de votación. ¿Qué le dice usted a eso? Se siente amedrentado ¿verdad?, dijo Marquina.
La utilización de infraestructura del Ejército por parte del equipo de campaña chavista ya fue denunciada en un detallado reportaje del diario venezolano El Universal pocos días después de las anteriores elecciones presidenciales, celebradas en octubre.
DC/ ABC.es