La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, negó que su campaña haya recibido donaciones ilegales provenientes de un escándalo de sobornos en la petrolera estatal Petrobras y dijo que no «respetaba» a los sospechosos que se declararon culpables en acuerdos con la fiscalía.
Rousseff comparó su experiencia en la cárcel durante la dictadura de Brasil con los ejecutivos acusados de robar dinero de la petrolera al decir que ella, a diferencia de éstos, se había resistido a colaborar.
«No respeto a los informantes porque lo sé, estuve presa en la dictadura y ellos intentaron convertirme en uno», dijo el lunes a periodistas en Nueva York.
Las acusaciones de que firmas locales de ingeniería formaron un cártel para robar dinero de la petrolera y pasarlo a partidos políticos, incluyendo a su Partido de los Trabajadores, han hundido los niveles de aprobación de Rousseff a mínimos históricos.
La presidenta hizo declaraciones después de que la revista Veja reportó el viernes que Ricardo Pessoa, un ejecutivo vinculado al escándalo, había dicho en un acuerdo de culpabilidad que parte del dinero del sobreprecio de contratos fue donado a las campañas de Rousseff del 2010 y 2014.
Pessoa, quien fue encarcelado el año pasado en conexión con el escándalo, está bajo arresto domiciliario.
DC | Reuters