Otro ridículo internacional, por Lester Toledo (@LesterToledo)

Este pasado martes Venezuela, o más precisamente el Estado venezolano, fue interpelado nuevamente ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU en cumplimento del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) para responder los cuestionamientos de los examinadores internacionales en Ginebra, Suiza.

 

En esta segunda sesión, la delegación venezolana defendió su Cuarto Informe Anual de DD.HH, encabezados por la Fiscal de la República, Luisa Ortega Díaz junto a otros funcionarios que sudorosos, sin excusas claras ni justificaciones sensatas, pudieron revertir la matriz de opinión internacional que tiene este régimen como violador de los derechos humanos.

 

Como ocurre con todos los sistemas dictatoriales los personeros del Gobierno criticaron la interpelación de la ONU, pese a que son procedimientos que se realizan en varios países del mundo donde existen denuncias al respecto y hasta la Fiscal se atrevió a decir que  “Venezuela está bajo un ataque y lamentamos que este comité se haya prestado para esto”.

 

Peor fue el presidente de Conatel William Castillo, quien compareció ante el comité y declaró que en Venezuela “nunca hubo, como ahora, tanta libertad de expresión”, lo cual para mí fue el momento cómico de la interpelación.

 

Es un descaro que la Fiscal se sienta indignada por los señalamientos que hace un organismo internacional del cual es signatario y cuyos parámetros estan obligados a cumplir. ¿O acaso no son evidentes la persecución, intimidaciones, encarcelamientos, violencia y excesos documentados por medios de comunicación social?

 

¿Acaso no hay perseguidos, presos, y hasta asesinatos en este país de manos de instituciones del Estado? Este artículo de opinión no bastaría para enumerar los casos y dar a conocer los nombres de quienes han sido víctimas de los despropósitos del chavismo y ahora del madurismo.

 

Pregúntenle a los deudos de Bassil Da Costa, Juan Montoya, Alejandro Márquez, Geraldine Moreno, Glidis Chacón Benítez, Adriana Urquiola, Josué Farías y  Jesús Enrique Acosta Matute, por nombrar algunos de los que murieron el año pasado en las protestas. O los cientos de detenidos, golpeados, maltratados y humillados, entre ellos muchos jóvenes, que sólo querían manifestar como lo ordena la misma Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

 

O veamos la condición inhumana en que sobreviven nuestros presos políticos en las cárceles más tenebrosas del país, entre ellas la llamada “La Tumba”. O los vejámenes de los que han sido víctimas Leopoldo López, Daniel Ceballos y los que participaron en la huelga de hambre que ni siquiera tuvieron derecho a la aplicación de suero para reponer fluidos y sales necesarias para salvaguardar su vida.

 

El caso de Leopoldo es quizá el más significativo pues está preso por denunciar la violación de derechos humanos que existe en nuestro país, el derecho a la vida que se viola cada 20 minutos, los homicidios del año pasado que superaron los 25.000, la inflación, la escasez de alimentos y de medicina que supera el 72%. Y sólo por decir esto Leopoldo tiene 16 meses preso y nueve ha estado aislado en solitario con tratos inhumanos y de tortura.

¿Y los perseguidos que han tenido que marcharse del país por la justicia injusta que esta

 

DC / Lester Toledo / Diputado CLEZ / @LesterToledo

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