César Gaviria, Álvaro Uribe y Ernesto Samper en la disputa por Bogotá

A diferencia de lo que sucede en otras democracias, en Colombia la condición de expresidente no significa un acta de jubilación en la política para quienes han ejercido el poder. Por el contrario, de los cinco expresidentes vivos en el país, tres de ellos, que llegaron a la Presidencia con menos de 50 años de edad, se han mantenido muy activos no sólo en la vida pública, sino también en la política electoral, después de haber abandonado la Casa de Nariño.

En otras latitudes, los expresidentes se convierten en una especie de sabios, gurúes, autoridades para generaciones de políticos sobrevinientes, y hasta orientadores de la opinión pública. Pero en Colombia, salvo el caso del conservador Belisario Betancur, que decidió alejarse de los intríngulis de la política y hasta renunció a la escolta que le prestaba el Estado, los exmandatarios han tenido alta influencia en gobiernos nacionales y locales, a la sombra, pero también se han asomado en las campañas políticas.

Los expresidentes colombianos parece que no son inmunes al bicho de la política, y la campaña por la alcaldía de Bogotá que se avecina supondrá un hecho sin antecedentes. Tres exmandatarios serán protagonistas, cada uno con un candidato diferente, que se disputarán en las urnas la conquista del Palacio de Liévano.

Este miércoles, en la sede de la Registraduría en Bogotá, el exministro de Trabajo Rafael Pardo inscribió su candidatura para la Alcaldía Mayor de la capital. Entre el pelotón de acompañantes, senadores del liberalismo, de la U, y hasta del religioso partido MIRA, uno de ellos sobresalió entre los demás. El expresidente liberal César Gaviria Trujillo, quien, con su presencia no sólo hizo públicas sus preferencias, sino también sus intereses electorales.

La preferencia de Gaviria por Pardo no sorprende a nadie, toda vez que el expresidente ha sido uno de los mentores del dirigente bogotano. Pardo fue el primer ministro de Defensa civil en la historia, como parte de ese joven gabinete que fue llamado ‘el kínder de Gaviria’. Desde entonces la afinidad entre ambos se ha mantenido, a pesar del respaldo que Rafael Pardo le dio al gobierno de Álvaro Uribe, del cual Gaviria fue uno de sus principales opositores.

Precisamente, por el ascenso de Uribe al poder, Gaviria dejó de lado su papel de expresidente y aceptó descender a la arena política para presidir el Partido Liberal. En la campaña del 2006, incluso, fue a la plaza pública con los candidatos del partido, y se le reconoce el haber mantenido vigente el liberalismo pese a haber trasegado ocho años por el desierto de la oposición. En el 2010 Gaviria le heredó la jefatura única del liberalismo a Rafael Pardo.

Desde cuando abandonó la Presidencia, Gaviria no ha estado ajeno al poder político del país. Por un lado era un importante conferencista internacional, una autoridad en el asunto de la lucha contra las drogas, pero por otro tenía influencia en políticas públicas y hasta en nombramientos y cuotas burocráticas. Recientemente, se disputó con el presidente Juan Manuel Santos la elección de contralor general, cargo para el que Gaviria tenía candidato propio.

Ernesto Samper llegó a la Presidencia con 44 años de edad. Su gobierno fue uno de los más cuestionados de la historia por la infiltración de dineros del cartel de Cali a su campaña. Con ellos se podía creer que estaría condenado al retiro. No fue así. Hoy es secretario general de la Unasur, lo que lo mantiene vigente, y a la sombra fue uno de los dirigentes más influyentes del también cuestionado gobierno de Samuel Moreno en Bogotá.

Aurelio Suárez, dirigente del Polo, en una reciente columna en El Espectador, documentó la injerencia de Samper en los gobiernos de Lucho Garzón (2003-2007) y Samuel Moreno (2007-2011) “Seis de los 13 subsectores principales de la Alcaldía quedaron bajo su control, además de la EAAB y Transmilenio. (…) La transformación del samperismo de corriente electoral a una claramente burocrática en Bogotá —aunque con votos prestados— marcó la pauta en los gobiernos de Garzón y Moreno”.

El samperismo también está metido en la actual campaña a la Alcaldía. El expresidente lidera un sector del liberalismo que se ha aliado tradicionalmente con los alcaldes de izquierda y que esta vez quiere hacer lo propio para apoyar de lleno a la candidata del Polo, Clara López.

Hace dos semanas Samper estuvo en Bogotá el mismo día en que dirigentes liberales afines, como el exprocurador Jaime Bernal Cuéllar, le ofrecieron un coctel a Clara para ratificarle su apoyo.

No sólo eso. El portal lasillavacía.com reveló hace unos días que el ex viceministro de Justicia Miguel Samper Strouss, hijo del expresidente Samper, había sido fichado por la campaña de Clara como asesor en temas de seguridad (fue viceministro de política criminal del gobierno Santos) y que en caso de que ganar las elecciones, sería nombrado secretario de Gobierno.

Por su parte, Álvaro Uribe ha sido quizás el expresidente que más ha roto los esquemas. No pasó un año desde cuando salió del Gobierno cuando empezó a cuestionar a su sucesor. A los dos años anunció que crearía un partido político, y a los cuatro se despojó de su investidura para ser congresista.

Y a la hora de ir a buscar votos lo ha hecho de frente. En el 2011 muchos candidatos en el país se disputaban los guiños del expresidente, y al repartir apoyos le fue muy mal. Uno de sus protegidos fue Enrique Peñalosa, que sumó una nueva derrota electoral.

Como jefe natural del Centro Democrático, Uribe será protagonista en la campaña. Lleva varios meses recorriendo el país y presentando sus candidatos, y en Bogotá su apuesta será Francisco Santos, quien fue su vicepresidente durante sus ocho años de gobierno. De los tres expresidentes, Uribe será quizás el único que se dejará ver en tarima, pues en Bogotá no se descarta que, dependiendo como se muevan las encuestas y las preferencias, tenga que ponerse el overol para conseguir votos.

Paradójicamente, el único expresidente de Colombia que ha sido alcalde de Bogotá, Andrés Pastrana (primer alcalde elegido por voto popular en 1987), también es el único que está ajeno a la campaña. Desde cuando salió de la Presidencia ha perdido su influencia tanto en la opinión pública como en su partido Conservador. En cambio, Gaviria, Samper y Uribe tendrán sus intereses en juego en la próxima contienda y estarán detrás de tres de los candidatos que puntean en las encuestas.

Fuente: DC|LaNación

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