Miembros del partido Primero Justicia (PJ) denuncian que el reciente aumento de 10 por ciento del salario mínimo es “chucuto”. Rafael Ramírez, diputado por el Consejo Legislativo del Estado Zulia, refuta las declaraciones del presidente Nicolás Maduro, quien asegura que se trata de los sueldos más altos del continente. El líder sotiene que a pesar del ingreso adicional del venezolano, aún «un día de trabajo no paga ni un almuerzo».
Ramírez califica el escenario económico del país como “un absoluto fracaso en los temas de inflación”. Alega que la cifra superará 150 por ciento para este año. Enfatiza en que la solución no es la subida de salarios, sino el control de la inflación.
El diputado explica que luego del ajuste salarial, un día de trabajo es remunerado por 220 bolívares. Una cantidad de dinero que no supera los 390 bolívares que cuesta un almuerzo “sencillo”. Agrega que dos días de trabajo no son suficientes para pagar un cartón de huevos, cuyo precio se ubica en 480 bolívares.
Los precios más “alarmantes” son los de las toallas postparto, que se encuentran en mil 389,23 bolívares y el champú, que se puede comprar por mil 75,85 bolívares.
El dirigente expone que un empleado que gane sueldo mínimo y decida comprar un desayuno, para las 10.00 de la mañana habría gastado la totalidad de su remuneración diaria. Insiste en que a final de mes la situación se torna “peor” para los trabajadores.
Ramírez agrega que la única manera de contrarrestar la brecha entre la inflación y salarios es impulsando una ley de producción nacional, para que los productos no sean en su mayoría importados.
La actividad de este “viernes amarillo” consistió en consultar con la comunidad los precios en los que adquieren los productos regulados. Xiomara Finol, enfermera anotó que adquiere pañales en mil 500 bolívares a pesar de que su precio regulado sea de 85 bolívares. “Yo compro revendido porque a veces no consigo las cosas y no me puedo morir de hambre”.
DC – LV