No se visualiza una solución perentoria al conflicto universitario. Al contrario, existe la expectativa de una profundización del mismo con un paro indefinido a partir de septiembre, de no producirse avances en unas negociaciones interminables que ya sobrepasan los siete meses, como consecuencia de las tácticas dilatorias utilizadas por la representación gubernamental.
Lamentablemente, al gobierno pareciera importarle muy poco la suerte de las instituciones de educación superior y persiste en someterlas al acoso y reiterado mal trato, con graves consecuencias, no sólo para ellas y los miembros de la comunidad universitaria y específicamente para sus estudiantes que resultan altamente perjudicados, al verse sometidos a una educación mediocre por carencia de insumos instruccionales, o la necesidad de suspender las actividades ante un evidente colapso institucional.
La verdadera riqueza de los pueblos está representada por su talento humano, el cual representa su capital intelectual. Es la educación la vía para que el hombre salga de la miseria económica al formarse para el trabajo y crezca y se desarrolle moral y espiritualmente con el conocimiento y el despertar de los valores que le permitan constituirse en un ser humano integral. Y para eso son los institutos educacionales a todos los niveles y fundamentalmente las universidades. Por tal razón, lo que se le niega a la educación se le niega a su pueblo y asesina el espíritu del hombre. Por tal circunstancia tenemos que esforzarnos por una educación de calidad puesto que ella es la opción válida para superar la pobreza, la dependencia y el subdesarrollo
Son múltiples y evidentes los agravios que sistemáticamente viene infringiendo el gobierno en contra de las universidades: restricciones presupuestarias que no posibilitan su crecimiento, convirtiéndolas en un liceo grande, bajos sueldos y salarios de su personal que está produciendo la fuga de talentos a otros países, asignación arbitraria de cupos sin ningún criterio técnico ni vocacional, masificación de las instituciones con grave pérdida de la calidad de la enseñanza, intervención de su autonomía al no permitir el relevo de sus autoridades, entre muchas otras prácticas expresivas de la poca importancia que el gobierno pareciera atribuirle a la educación.
Por las consideraciones precedentes, es necesario que la opinión pública conozca de esta delicada situación y ofrezca, sin límites, el respaldo a los universitarios y a las luchas que deberán profundizarse en la calle, de manera masiva, hasta convencer al gobierno de la necesidad de que le sea conferido un trato justo y prioritario a la educación. Que el gobierno reflexione sobre los inconvenientes de un conflicto donde todos resultamos perjudicados y se disponga, por vía del diálogo y si más dilación, a concretar con hechos, el tratamiento justo que estamos reclamando.
DC / César Ramos Parra / Profesor Universitario / @cesarramosparra