Las denuncias de corrupción y la grave crisis económica han terminado por derribar la popularidad de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. El nuevo mínimo de aprobación que alcanza la líder del Partido de los Trabajadores (PT) es 7,7%, mientras un 70,9% califica negativamente su gestión, en comparación a un 64,8% en marzo.
La encuesta publicada el martes fue realizada por la firma MDA para la Confederación Nacional del Transporte (CNT, patronal). Las cifras significan un nuevo golpe para la cada vez más aislada Rousseff, rodeada de acusaciones, criticada por colegas de su partido y agobiada por la oposición creciente a su mandato.
MDA preguntó sobre el grave escándalo de corrupción destapado en la estatal Petrobras y un 69,2% consideró que Rousseff tiene algún grado de culpa en esas irregularidades, que han llevado a algunos sectores minoritarios de la oposición a demandar que se le inicie un juicio político con miras a la destitución de la mandataria.
Según este revelador sondeo, 62,8% de las personas consultadas se mostró a favor de ese juicio, frente a 32,1% que se declaró en contra.
En este sonado caso, se investiga a más de 50 políticos por coimas recibidas por las principales empresas de construcción de Brasil que se habrían derivado de los sobreprecios cobrados a Petrobras.
A Rousseff no se la está investigando, pero sus rivales políticos desean que ella vaya a un juicio político, lo que llevaría a revisar si su campaña electoral se financió con dinero de los sobornos.
Esta caída al 7,7 % está por debajo de la cifra conocida el primero de julio, cuando se cumplieron seis meses del inicio del segundo mandato de Rousseff. Un sondeo del Instituto Ibope situó la aprobación del gobierno en 9%.
Según MDA, la encuesta divulgada fue realizada entre los pasados 12 y 16 de julio, período en el que fueron entrevistados 2.002 electores de 137 municipios de todas las regiones.
El desgaste del gobierno y de la propia mandataria son más que visibles, sobre todo si se compara con el 51% de votos que Rousseff obtuvo en la segunda vuelta de las elecciones de octubre pasado, en las que fue reelegida para un segundo mandato.
Desde entonces, su popularidad y el respaldo a su gestión han caído en picada empujados por el escándalo en Petrobras y también por una delicada situación económica, que tiende a agravarse, y frente a la cual su gobierno adoptó medidas de austeridad para proteger la calificación del grado de inversión del país.
El gobierno ha admitido que la economía se contraerá este año 1,2 %, aunque los analistas del sector financiero privado elevan ese derrumbe al 1,7%, según consulta divulgada por el Banco Central.
Peligra alianza PMDB
Y en medio de los escándalos de corrupción, la alianza de gobierno peligra. En Nueva York y delante de una platea de empresarios norteamericanos, el vicepresidente brasileño Michel Temer declaró este martes que su partido, el PMDB, podrá abandonar el gobierno “un día cualquiera, de ahora en adelante”.
Para amortiguar el impacto, aclaró que tal alejamiento ocurriría “especialmente” hacia 2018, cuando la agrupación podrá decidir si impulsa candidato presidencial.
Compañero de ruta de la presidenta Dilma Rousseff en el primer mandato, y al comienzo de este convulsionado segundo período, el político entornó la puerta de salida.
El vicepresidente brasileño Temer y su “compadre” Eduardo Cunha, titular de la Cámara de Diputados, conducen el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
Precisamente Cunha, convertido en opositor al gobierno desde el viernes último, decidió desempolvar 11 pedidos de juicio político contra la jefa de Estado, presentados en la Cámara Baja a inicios del año.
Cunha, que la semana pasada anunció su alejamiento del gobierno, adelantó que promoverá la discusión de los 11 pedidos de «impeachment» (proceso similar al juicio político) contra Rousseff, quien ayer reunió a su gabinete para analizar la crisis generada por los denuncias de corrupción.
Cunha, considerado uno de los hombres más poderosos del país, reactivó 11 proyectos archivados, en busca de enjuiciar a la presidenta, y ahora serán analizados por la Mesa Directiva de la Cámara baja.
Pidió «la actualización de esos proyectos porque ellos no perdieron vigencia», explicó Cunha, quien indicó que sus autores deben cambiarlos y volver a presentarlos.
El enfrentamiento entre el jefe de Diputados y el Palacio del Planalto generó una «grave crisis institucional», según admitieron miembros del gobierno, cuestión que analizó la jefa del Estado con sus principales ministros, en busca de establecer una estrategia.
Comisión investigadora
Junto al posible pedido de impeachment, Cunha anunció la formación de una Comisión Parlamentaria de Investigaciones sobre el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), el mayor de fomento en América Latina, por supuestas irregularidades.
Fuentes del gobierno dejaron trascender que un proceso al BNDES sería un nuevo obstáculo para la economía, porque es la principal fuente de financiamiento público de grandes obras, según publicaron hoy medios locales.
En lo que pareció una réplica al anuncio de Cunha, el ministro Ricardo Berzoini hizo un llamado a la cordura y a que se establezcan «puentes» entre el Ejecutivo y Legislativo.
Cunha pertenece al Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) que, junto al Partido de los Trabajadores, son la base de la coalición gobernante.
El vicepresidente de la República, Michel Temer, titular del PMDB, relativizó el impacto de la rebelión de Cunha y ratificó su alineamiento con Rousseff, aunque la movida del jefe de Diputados tendría el respaldo del titular del Senado, Renán Calheiros.
Rousseff apoya a lula
En el medio, la presidenta Rousseff manifestó su rechazo a la investigación iniciada por el Ministerio Público sobre el presunto tráfico de influencias del ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
Voceros del gobierno contaron que en la reunión de gabinete, Rousseff se declaró «indignada» ante el Proceso de Investigación Criminal (PIC), abierto por la Procuraduría Federal de Brasilia, que sospecha que Lula incurrió en tráfico de influencias a favor de la constructora Odebrecht, la mayor empresa constructora del país.
Las gestiones de Lula en el exterior a favor de Odebrecht no es distinto a los que hacen «reyes, príncipes, presidentes y ex presidentes en defensa de empresas y intereses nacionales», sostuvo la mandataria, que se quejó porque «mientras en otros países los buenos oficios de sus gobernantes son tomados como algo normal, en Brasil dicen que eso es crimen».
Los abogados de Lula requirieron la suspensión de la investigación, porque únicamente se basa en artículos periodísticos y fue implementado por un procurador subrogante, al que denunciaron ante la auditoría del Ministerio Público.
La investigación fue abierta por Valtan Timbó, que reemplaza a la fiscal Mirella Aguiar, para quien no había indicios para una causa.
Rousseff: una vida marcada por la lucha, el castigo y la ambición
1. Primeros pasos. A los 16 años Rousseff se unió a la organización trotskista Política Operaria. Después formó parte de la facción más radical del movimiento frente a la dictadura en Brasil. Integró el Comando de Liberación Nacional (Colina) que realizó una campaña de asaltos a bancos y ataques con bomba en Minas Gerais y la Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares.
2. Tras las rejas. A causa de su actividad política contra el gobierno, durante 1970, terminó en la cárcel. Allí fue torturada, juzgada y hallada culpable del delito de subversión y recibió una condena de seis años de cárcel. Sin embargo, quedó en libertad tres años después, tras reducírsele la pena.
3. Ascenso. Tras su liberación, Rousseff integró el Partido Democrático Trabalhista en Rio Grande do Sul. Allí ocupó varios cargos públicos regionales como secretaria municipal de Hacienda, directora general de la Cámara Municipal de Porto Alegre, presidenta de la Fundación de Economía y Estadística, secretaria estatal de Energía, Minas y Comunicaciones durante la administración de Alceu Collares, gobernador de Rio Grande do Sul, a inicios de los años noventa.
4. Encuentro. Entonces se unió al Partido de los Trabajadores, al conocer los ideales socialistas del líder Luiz Inácio Lula da Silva, quien notó el ímpetu de Rousseff en las sesiones de trabajo.
5. En el poder. Una vez elegido Lula presidente, nombra a Rousseff ministra de Minas y dos años después jefe de la Casa Civil. Su labor le valió el reconocimiento de Lula, quien la nombró su sucesora para la elecciones generales de 2010 y resultó ganadora en segunda vuelta con el 56,05% de los votos. Se convirtió así en la primera mujer presidenta de Brasil. El 2014 volvió a ganar.
Fin del modelo
Opinión. Francisco Fonseca, profesor de la Fundación Getulio Vargas, opinó que una de las causas de la grave crisis política del gigante sudamericano es que la amplia alianza social inaugurada con Lula “llegó al final. Pero el sistema político no logró ser modernizado para estas épocas”. Opina que “se agotó el modelo de ingresos con crecimiento del mercado interno. Y ahora también se agota su expresión política; la coalición de partidos” en el oficialismo.
Fuente: DC|Agencias