Los neoyorquinos siempre están a la moda, y lo último que esta en tendencia, pero esta vez, es el «Mastaurant», un restaurante ubicado en el corazón del Soho, en la isla de Manhattan.
Para poder comer en el Mastaurant se debe reservar con al menos dos meses de anticipación; cuando los exclusivos clientes llegan a este local se les da a firmar un contrato en el que se sujetan a reglas como no tomar foto ni video dentro del restaurante, aceptar la desnudez, depilarse el área genital y bueno en general «lo que pasa en el Mastaurant, se queda en el Mastaurant».
Y es que la privacidad es de suma importancia, pues entre los clientes del Mastaurant están personalidades del espectáculo y la política.
El dueño de este restaurante es el chef Pierre Rostaccis, quien asegura que su objetivo es eliminar los prejuicios asociados con el sexo y la desnudez, que tanto daño han hecho al mundo.
Al llegar al restaurante los clientes se quitan toda la ropa y son conducidos a su mesa, es en ese momento cuando sucede lo que hace al Mastaurant definitivamente peculiar. El menú está compuesto por platillos preparados parcial o totalmente con fluidos producto de la masturbación humana.
Pasta al Pomodoro con perlas de semen dulcificado, helado de frambuesa al sudor, o sopa de trufas con esencia vaginal, son algunos de los suculentos platillos que sirve el Mastaurant.
DC | 2001