En Cali, un simpático felino –de 3,5 metros de altura– se proclama como el rey del principal río que atraviesa la ciudad, uno de los sitios atractivos para visitar en la capital del Valle.
Es El gato del río o El gato de Tejada, un monumento de bronce forjado por el inolvidable artista Hernando Tejada, que desde 1996 ha recibido a miles de turistas que se han refrescado, a sus pies, con la brisa fresca que baja de los farallones en las tardes y noches caleñas.
Testigo de un sinnúmero de besos de aquellos enamorados que en sus pasiones se dejan seducir por el rumor del río Cali, el felino está instalado en un espacio único de la urbe, rodeado de arboledas, de una gran actividad comercial, hotelera y turística. Hasta allí se puede llegar caminando desde la Ermita, la Alcaldía y los puntos más céntricos de la Sucursal del Cielo.
Los atletas y caminantes alrededor del río son sus más asiduos visitantes, pues la avenida Colombia, donde el gato decidió posarse desde hace 19 años, es un corredor verde de varios kilómetros, con vigilancia constante de policía, donde se puede trotar y ejercitarse.
De día, el sol caleño hace que sus bigotes se calienten y busquen refugio en un gigantesco árbol que es su compañero; en la noche, rodeado de luces, permite que la brisa corra por su cola.
En 2006, la Cámara de Comercio de Cali decidió que ya era hora de que El gato de Tejada tuviera compañía. Desde entonces, 15 esculturales felinas lo acompañan en su reino.
Pintadas por artistas como Ómar Rayo, Roberto Molano, Cecilia Coronel, Maripaz Jaramillo, Diego Pombo y Pedro Alcántara, conforman una galería de arte gatuno al aire libre.
Coqueta, Presa, Entrañable, Golosa y Fogata están entre las “novias” de su majestad el gato, quien orgulloso seguirá recibiendo a ritmo de salsa, naturaleza y con el refrescante sabor a cholao y lulada, a los que deseen visitarlo.
La gata Ilustrada es el aporte creativo de Lucy Tejada, hermana de Hernando Tejada, ese artista nacido en Pereira y radicado en Cali, quien murió en junio de 1998. Dicen que Tejada dejó al gato cuidando a las mujeres de la ciudad de la que se enamoró.
DC | GDA