Desde que Caracas decidió cerrar el consulado de Miami, en enero de 2012, los venezolanos tienen que acudir hasta esta ciudad de Luisiana (sureste) para poder votar.
Un total de 8.351 venezolanos votaron en las pasadas presidenciales en Nueva Orleans, y todas menos dos lo hicieron por el candidato opositor, Henrique Capriles, el mismo aspirante en esta ocasión frente al chavista Nicolás Maduro.
En Miami viven actualmente 19.542 venezolanos, y al margen de los partidos políticos de oposición, los electores se han organizado en asociaciones civiles y fundaciones sin fines de lucro para facilitar el traslado por todos los medios posibles.
Una de estas iniciativas es «Aerovotar», una organización fundada en junio de 2012 por los venezolanos Andrés Casanova y Andrés Morrison, que en las elecciones pasadas trasladó en avión a 1.212 electores que acudieron en octubre a este centro de votación.
Este domingo transportarán a 850 venezolanos, en cinco vuelos que partirán de Miami y Fort Lauderdale, a un costo de 450 dólares por pasajero.
«Analizando el registro electoral nos dimos cuenta que el 91% de los electores son mayores de 30, lo cual quiere decir que hay entre ellos mujeres embarazadas, familias con niños pequeños. De ellos, el 52% son mayores de 50 años. Transportar a toda esta gente e autobús era ilógico», explicó a AFP Andrés Casanova.
«A ninguno de los pasajeros se les preguntó por quién iban a votar. Basta con ser venezolanos, tener cédula y estar registrados para votar», agregó.
Rafael Núñez, de 51 años, también hará el viaje, pero en autobús, por segunda vez junto a su familia, desde Fort Lauderdale (Florida).
«El esfuerzo de recorrer 32 horas de camino, de ida y vuelta, para ejercer el derecho al voto, aún sabiendo de todas las trampas que se ciernen sobre el proceso, es un problema de conciencia, de sentir que uno está fuera y que no vive lo más terrible de lo que vive el resto de nuestro compatriotas», dice Núñez.
«Para mí se trata de una experiencia personal, se siente bien poder participar, sentir esa fuerza humana y esa unión. Es algo que uno hace por su país y por uno mismo. Este esfuerzo no va ser inútil», sostiene Lidia Sanllehi, quien hará el recorrido por segunda vez y aún recuerda lo duro que fue para ella y sus compañeros de viaje del año pasado enterarse de que Hugo Chávez había sido reelecto por cuarta vez en las presidenciales de octubre.
«Nos deprimimos todos. La gente lloraba, luego el autobús se quedó en silencio hasta que llegamos a casa», rememora.
Los venezolanos residentes en el sur de Florida que no puedan ir a votar a Nueva Orleans se reunirán a esperar los resultados de las elecciones de este domingo en la ciudad de Doral, donde esa comunidad ya representa el 20% de la población.
DC/AFP