El controvertido aspirante a la candidatura republicana a la presidencia de EE.UU. Donald Trump presentó su plan para frenar la inmigración que llega ilegalmente al país, y su propuesta de levantar un muro en la frontera con México volvió a ser su objetivo fundamental.
Insistió en que piensa hacer que lo pague el gobierno de México. Y esta vez lo nuevo fue que dio detalles de cómo piensa conseguirlo, si es que alguna vez llega a ser presidente.
El empresario multimillonario de bienes raíces asevera que el plan de reforma migratoria integral que se ha atascado en el Congreso durante años no es más que una amnistía a los 11 millones de indocumentados que viven en el país, que -dice- estimula la mano de obra barata y una política de fronteras abiertas.
Entre las ideas más controvertidas de Trump expuestas en un documento de 1.900 palabras está también la eliminación del principio constitucional que otorga la ciudadanía a cualquier persona que nace en suelo estadounidense.
El magnate asegura que ello promueve que muchos indocumentados crucen la frontera sólo para tener hijos en el país.
El plan busca deportar a cualquier extranjero que haya cumplido condenas de cárcel en EE.UU., la eliminación de ayudas federales a lo que denomina «ciudades santuarios», las que, como San Francisco, se oponen a cooperar con la aplicación de leyes migratorias existentes.
También pide establecer multas y penas a todos aquellos que, aunque ingresaron con visas, se quedaron en el país luego de que éstas vencieron.
Trump pide aumentar los salarios a beneficiarios de visas de trabajo H-1Bcomo forma de frenar la «importación» de mano de obra más barata, especialmente en el campo de la tecnología, para así estimular el reclutamiento de trabajadores que ya están en el país, especialmente para puestos de trabajo que podrían beneficiar a «negros, hispanos y mujeres».
Esto lleva a otra iniciativa: la contratación de mano de obra local como prioridad, por encima de la extranjera, que según Trump, beneficiará a inmigrantes con documentos en regla que están desempleados en EE.UU.
Sin embargo, entre todas las iniciativas, definitivamente la más controvertida es la de obligar a México que pague la construcción del muro, una propuesta que tanto demócratas como republicanos consideran populista.
Trump pone como justificación el hecho de que Estados Unidos ha utilizado miles de millones de dólares en «cuidados de salud, vivienda, educación y seguridad social» para satisfacer una demanda creciente de habitantes que no viven legalmente en el país.
«El costo anual de créditos libres de impuestos sólo para beneficiar a inmigrantes indocumentados se cuadruplicó hasta llegar a la suma de US$4.200 millones en 2001», dice el documento.
El precandidato republicano a la presidencia agrega que «los efectos en quienes buscan trabajo también han sido desastrosos» y que la población negra estadounidense ha llevado la peor parte.
Trump señala que mientras México no pague por el muro, Estados Unidos debe buscar los fondos de la siguiente manera:
Sin embargo, en ninguna parte de su propuesta Trump habla de la deportación masiva de todos los indocumentados que viven en el país, blanco de las críticas más afiladas contra el empresario, por lo impráctica e inverosímil que resulta.
El multimillonario sí dijo que las familias de indocumentados deben permanecer juntas, pero que «se tienen que ir».
Los críticos a la propuesta de Trump de levantar un muro argumentan que la frontera sur del país ahora es más segura. Por ejemplo, el pasado mes de mayo el diario The Washington Post encontró que su cruce ilegal está en el nivel más bajo en dos décadas.
Por otro lado, la población de indocumentados ha descendido en aproximadamente un millón de personas en el último lustro, según el Centro de Investigaciones Pew, con sede en Washington.
Los críticos también señalan que los costos ocasionados al gobierno para la asistencia a la población sin documentos no sobrepasa los impuestos que ya los inmigrantes sin papeles pagan, esto se debe al hecho de que pese a que trabajan ilegalmente, igual aportan a la seguridad social y le son descontados los debidos impuestos por sus empleadores.
Una ínfima parte de los trabajadores recibe sus remuneraciones en efectivo, especialmente cuando se trata de labores agrícolas, pero las autoridades indican que se trata de empleos que los propios estadounidenses no buscan.
Aunque no está especificado en el plan migratorio, Trump insistió este domingo que a los indocumentados hay que deportarlos.
Sin embargo, un estudio del grupo conservador American Action Forum estimó este año que deportar a 11 millones de indocumentados costaría entre US$400.000 y US$600.000 millones y tomaría unos 20 años.
Esto además generaría una caída del PIB de unos US$1,6 billones.
En todo caso, una encuesta reciente publicada por Gallup revela que 65% de los estadounidenses está a favor de encontrar una forma que regularice la permanencia de todos los indocumentados, siempre y cuando cumplan con ciertas condiciones.
El sondeo incluso favorece que exista una vía que los lleve a la ciudadanía.
DC | BBC