Existen toneladas de evidencia científica que apoyan la teoría que el humano escogerá como su compañía a quien consiga un olor natural agradable. Tenemos la tendencia a estar con alguien que nos huela bien.
Sin embargo, en la vida real, las personas con demasiado olor corporal son repulsivas. Necesitas encontrar un feliz intermedio donde no se esconda mucho la esencia natural pero tampoco huelas a vagabundo.
¿Entonces a qué le llamamos un olor genial?
La mayoría de las veces esos olores fuertes hacen que tu perfume o tu olor corporal se opaquen, en cambio si usas jabón y champú sin esencias y lavas tu ropa con detergente sin esencia, te dará un olor limpio, natural y fresco sin muchos olores raros que si limón, olor a bebé, frutas del campo… una capa de olor sobre otra.
Te lo digo porque me impresiona cuantas personas se bañan bien pero usan ropa sucia. Si usaste una camisa por un día, no deberías usarla el día siguiente. Lo mismo para la ropa interior. Es lo que siempre nos dicen nuestras madres: si te bañaste ¿te volverás a poner esa ropa olorosa que te ensuciará de nuevo?
No hay necesidad de explicarlo ¿verdad?
¡Pero no el antitraspirante! El desodorante te ayudará a ralentizar el olor, pero igual vas a sudar, y una parte de tu olor corporal se va a mezclar con el olor del desodorante para crear una mezcla nada mal. En cambio el antitraspirante detendrá tu sudoración afectando tus glándulas sudoríparas, y eso no es particularmente saludable ni huele bien.
Puedes usarlos con frecuencia, no necesariamente tienes que hacerlo siempre, pero ten cuidado de qué tan fuerte sea el producto, no te eches demasiado. Es recomendable que uses solo dos rociadas. No quieres ser de esos tipos que dejan el ascensor impregnados por 15 minutos después de que se fueron.
DC | Agencias