La palabra mandala proviene del sánscrito y significa círculo, por eso los mandalas suelen tener esa forma. Un mandala representa la totalidad y se puede ver como modelo de organización de la vida –representa nuestra relación con el universo infinito y con nosotros mismos–.
Dentro de los límites del círculo se pintan diferentes patrones geométricos que dan al mandala un aspecto artístico. El límite es el mundo exterior, lo que separa nuestra psique de todo lo demás y mientras más al centro del círculo vayamos, más dentro de nosotros estaremos.
Los mandalas aparecen en varios aspectos de la vida: el sol, la Tierra y la luna, los círculos de amigos, la familia. De esta forma, crear un mandala permite que las personas se expresen libremente dentro de una estructura unificada. Los mandalas pueden realizarse de forma individual o en grupo, según el uso terapéutico que le podamos dar, e incluso hay mandalas especialmente creados para niños.
Frente a lo que muchos creen, el mandala es utilizado en diversas religiones como forma de expresión y de fé. Curas y monjas, indios americanos, el calendario azteca, el taoísmo. Incluso en diversos edificios de todo el mundo podemos ver construcciones con mandalas. Todos guardan aspectos en común y significados similares, por ejemplo, hacer un mandala en la arena significa el ciclo de la vida.
El proceso creativo es un método de auto expresión diferente a otros que se puedan llevar a cabo, y las personas que realizan mandalas suelen sentir alivio y paz. Luego de este paso, podemos llevar a cabo una meditación con un mandala ya creado para conseguir una sanación de nuestra mente y nuestro espíritu.
La meditación puede mejorar el sistema inmunológico, reducir el estrés, luchar contra la depresión, reducir el dolor, bajar la presión. Además, colorear mandalas o simplemente mirarlos es una forma de meditación, tiene efectos terapéuticos y no necesita de preparación específica como pueden necesitarlo otras clases de meditación.
La meditación con mandalas es especialmente útil en niños, ya que permite la expresión de los sentimientos sin necesidad de verbalizarlos. Lo mismo sucede con adultos en determinadas situaciones difíciles –por ejemplo, personas con cáncer que deben afrontar la enfermedad o personas que intentan superar un vicio, como el alcohol, el cigarro o las drogas– ya que es otra forma de expresar los sentimientos.
El famoso psicólogo Carl Jung decía que un mandala es “un refugio seguro de la reconciliación interior y la plenitud”, por eso, los mandalas son ideales para meditar. ¿Te gustan los mandalas?